Unos 12 mil sirios han tenido que huir de un campamento de desplazados mientras que los 29.000 que permanecen en él afrontan correr la misma suerte o pasar hambre. La ONU pide poder llevar ayuda humanitaria y condena los ataques aéreos de las fuerzas gubernamentales y las represalias de las fuerzas de la oposición en las zonas donde se están disputando el control.
El hambre se está dejando sentir ya en un campamento creado en el sudeste de Siria para acoger a los que habían tenido que huir de sus hogares debido al conflicto en el país, que va por su noveno año, ha informado Najat Rochdi, la asesora humanitaria del enviado especial de la ONU.
Se trata del campamento de Rukban, próximo a la frontera con Jordania, y al que las agencias humanitarias de la ONU han pedido repetidamente a las partes en conflicto que faciliten el acceso. Ningún tipo de ayuda ha llegado desde el mes de febrero, lo que ha provocado que 12.000 personas hayan emprendido de nuevo la marcha.
“Alrededor de 29.000 personas siguen en Rukban. Es una cuestión de tiempo. Son simples matemáticas. Esa gente, no ha recibido ninguna ayuda humanitaria, ningún convoy, desde febrero y la hambruna ya está comenzando”, dijo Najat Rochdi, la asesora humanitaria del enviado especial de la ONU.
La ONU continúa abogando por poder llevar un convoy con alimentos y combustible.
La violencia en Idlib se intensifica
En cuanto a la situación en Idlib, Rochdi condenó que los civiles estén siendo objetivos en escuelas y centros médicos.
«Los bombardeos aéreos, incluido el uso informado de bombas de barril que causan graves daños a infraestructuras civiles y víctimas civiles, es una práctica que va en contra de todos y cada uno de los principios humanitarios», dijo en referencia a los ataques lanzados por fuerzas gubernamentales. «También es alarmante, el bombardeo reportado desde la zona desmilitarizada hacia áreas bajo control gubernamental», añadió con respecto al fuego de artillería de los grupos de oposición.
Las últimas cifras sobre desplazamientos indican que más de 180.000 personas huyeron de sus hogares en Idlib, según Rochdi, quien explicó que para muchos esta no era la primera vez que se habían visto obligados a huir del conflicto de otras partes de Siria.
La mayoría se había trasladado más al norte y al este, mientras que otros se habían ido a Alepo.
“La huida de los bombardeos es una cruel realidad cotidiana para muchas personas. Pero ahora si continúan esos bombardeos, ¿a dónde pueden ir? Ya huyeron como último recurso para encontrar un lugar seguro. ¿A dónde podrán ir?”, preguntó Rochdi.
De los aproximadamente tres millones de personas que viven en Idlib, un millón son niños. Cientos de miles de vidas están en riesgo debido a los continuos combates, que han dejado a decenas de miles de jóvenes sin escuela y a familias enteras que se refugian bajo los árboles.
En declaraciones a la prensa, la funcionaria de la ONU añadió que «la inseguridad allí y los continuos ataques aéreos no son algo realmente propicio para prestar asistencia humanitaria» y recordó que alrededor de doce ONG “han suspendido temporalmente su asistencia».
Rochdi reiteró el llamado a favor de un «apaciguamiento urgente» de los combates en Idlib y para que las partes en conflicto vuelvan a comprometerse con el acuerdo de alto el fuego, en particular Rusia y Turquía.
Por su parte, representantes de la Agencia de la ONU para los Refugiados Palestinos condenaron el ataque a un campamento de refugiados en la ciudad de Alepo que causó la muerte a diez civiles y heridas a otros treinta. Entre los fallecidos, hay cuatro niños, el más pequeño de solo seis años. (ONU NOTICIAS)
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