INDICADOR POLÍTICO 

PIB 4%-6% no es por voluntarismo sino por nuevo modelo de desarrollo

El debate sobre el crecimiento del producto interno bruto anual (PIB) a tasas de 2% (actual), 4% (promesa lopezobradorista) y 6 (%) mínimo para salir del hoyo del estancamiento de 36 años no es cuestión de deseos –aunque existe la corriente de la economía hechiza–, sino de una estrategia general de desarrollo.

El Plan Nacional de desarrollo 2019-2024 es un documento político, como todos los planes de gobierno desde el Global 1980-1982 redactado bajo la supervisión de Carlos Salinas de Gortari y que inició la contrarrevolución neoliberal. Pero el del sexenio 2019-2024 se queda en la versión política.

México puede crecer a tasas de 4% a 6% anual promedio, pero para ello debe de tener un nuevo modelo de desarrollo. Aunque quisiera llegar a 4%, el actual modelo productivo no puede crecer más de 3% porque enfrentaría enormes presiones inflacionarias y por tanto devaluatorias, porque existen cuellos de botella productivos que distorsionarán el equilibrio macroeconómico comprometido con el FMI y asumido por el equipo hacendario lopezobradorista.

La reforma económica salinista vinculada al Tratado de Comercio Libre no quiso entrarle de lleno a una segunda ronda de liberalización de la economía. Si el gobierno de López Obrador aspira a tasas arriba de 4%, entonces tendría que impulsar una gran reforma neoliberal de mayor privatización de la economía, menor incidencia del Estado en controles sociales y políticos productivos y una gran reconversión industrial de la planta productiva.

La otra opción es la china: grandes reformas capitalistas bajo la conducción del Estado, con el dominio único del Partido Comunista de China y una nueva burguesía cincelada desde la cúpula del poder. Salinas lo intentó, pero el PRI carecía de la mayoría necesaria, su plutocracia no pudo convertirse en burguesía dinamizadora (Carlos Slim se dedicó a amasar su fortuna sin meterse en la dinámica del poder político real) y al final sus reformas laboral, educativa y tecnológica las disminuyó para no perder el poder político.

China supo construir un modelo de ejercicio autoritario del poder con impulso económico desde el Estado. La clave estuvo en una nueva clase productiva bajo el control del Estado, pero a costa de permitir la acumulación privada de riqueza y la existencia de una burguesía ostentosa que pronto podría generar inquietudes y protestas sociales. China lo pudo hacer por la existencia de un partido político único articulado al Estado.

El ciclo de desarrollo estabilizador mexicano 1934-1982 que permitió una tasa promedio de PIB de 6% fue posible en dos etapas: la de baja inflación por el control del PRI de la lucha de clases y su mayoría totalizadora 1934-1970 y la de alta inflación 1970-1982 por el avance de la oposición y la falta de control sobre las clases productivas. Las intenciones de subir el PIB y mejorar la condición social son contrarias al reforzamiento del control presidencial.

Y el otro problema para subir el PIB a 4%-6% sin reforma estructural, nuevo modelo de desarrollo ni reconversión industrial radica justamente en la repetición de la segunda fase del desarrollo estabilizador: un Estado populista, una reasignación inducida de la riqueza y un partido en el poder sin mayoría de 80%, además de ninguna reforma en el aparato productivo y en la nueva correlación de fuerzas sociales fuera de los cauces del viejo régimen priísta.

La tasa de 4% puede lograrse, pero a costa de un aumento en la tasa de inflación de 3%-4% permitida por el FMI. Lo hicieron Echeverría y López Portillo, pero el costo fue que la inflación se convirtió en el detonador devaluatorio. El tipo de cambio peso-dólar depende del diferencial inflacionario México-EE. UU. Y la única forma de aumentar el PIB sería incrementando la demanda con mayor circulante monetario, pero mayor demanda y misma oferta conducen de manera inevitable a inflación-devaluación.

El PND 2019-2024 se compromete con mayor bienestar e insiste en la tasa de 4% del PIB, pero sin señalar el camino. Lo malo para la retórica popular del gobierno actual, es que la única reforma viable sería de una segunda ronda neoliberal del proyecto salinista para construir un nuevo modelo de desarrollo más capitalista. Las reformas educativa y laboral de López Obrador no abonan ningún indicio de un nuevo sistema productivo ni tecnológico y sólo se quedan en ajustes de corto plazo y hacia el interior de los sindicatos.

Así que para llegar al 4%-6% de PIB, López Obrador requiere una segunda reforma salinista neoliberal. Sólo así.

 

 

Gobernadores en competencia. La empresa Revista 32 ha mantenido sus encuestas mensuales de gobernadores, en cada plaza calificando a su mandatario. Por tercer mes el primer lugar lo ocupa el gobernador de Sinaloa, Quirino Ordaz Coppel, ahora con 64% de aprobación política, contra, como punto de comparación el gobernador de Morelos, Cuauhtémoc Blanco, con un modesto 11%, Lo interesante es que los mandatarios son calificados por sus pobladores, lo que revela fuerza local. Ordaz Coppel aparece seguido de tres panistas y un morenista.

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Agencias