A LA BÁSCULA

Yo sí soy conservador 

En una anterior entrega, retomando la letra de la canción ‘Habrá qué creer’, de Alejandro Filio, mencioné que, aunque la realidad nos dice que tiene ‘otros datos’ distintos, yo quisiera creer en las promesas del presidente Andrés Manuel López Obrador, respecto de que en seis meses empezará a cambiar el panorama de inseguridad que desde hace un bueno número de años, reina en nuestro país.

Quizá lo hago más con el corazón que con la razón, más como un deseo que por la cruda realidad. Desde hace muchos años deseo que nuestro país se pacifique, y ello no me convierte en conservador como dice el Presidente que esta petición viene ‘básicamente’ de los del flanco derecho. Y ese deseo lo vengo albergando no a partir del 1 de diciembre de 2018, sino desde hace muchos años más atrás, para que luego no se diga que la crítica es solamente a esta administración.

De manera personal, recio y quedito, en privado y en público, siempre dije desde el momento mismo de su declaratoria por parte del entonces presidente Felipe Calderón, que era una estupidez eso de la guerra contra el narco. Igual que lo hacen la mayoría de los políticos, el panista dijo cuando México estaba bañado en sangre, que no era una guerra, y que ese adjetivo se lo había impuesto la prensa. No sé si la ‘fifí’.

Desgraciadamente mes a mes durante toda la administración de Enrique Peña Nieto, los medios fuimos dando cuenta de la creciente violencia en la mayor parte del territorio nacional, porque de mes a mes, y de año a año, el más reciente superaba al anterior en la cifra de muertes violentas. Esa tendencia, para desfortuna nuestra, sigue su línea ascendente en los primeros meses de la actual administración federal.

Y no son suposiciones, ni inventos, es la terca realidad que –basada en las cifras oficiales- nos proporciona esos fríos números, esos datos duros que son tan útiles para usarlos como proyectiles cuando se es oposición, pero que tanto incomodan y molestan cuando se es gobierno.

Cierto, este ‘cochinero’ no se creó a partir del 1 de diciembre, es algo que se heredó y viene arrastrando desde hace una docena de años por lo menos. La historia al final del camino, le asignará a cada uno de los presidentes la parte de la responsabilidad que le corresponde de esta época del México violento.

Y deseo fervientemente –si eso me convierte en ‘conservador’, les admito el calificativo-, que nuestro país se pacifique o para estar acorde con la moda sexenal de palabras o frases presidenciales, que se serene, ‘me canso ganso’ que quiero ver en paz a mi querido México, pero eso no me lleva a cerrar los ojos y creer que, porque no veamos la realidad, la violencia ya no existe.

Por ello, creo como muchos que esa promesa de que en seis meses disminuirá la violencia, dista mucho de ser algo posible, no es real, no está alcanzable en un lapso tan corto. El Presidente lo dijo en una mañanera desde tierras veracruzanas, y lo ratificó a través de la cuenta oficial de twitter @GobiernoMX.

“El compromiso es que en 6 meses disminuya la violencia y la inseguridad en Veracruz y en todo México. Lo fundamental es atender las causas-garantizar empleo y bienestar (…) Fortalecer programas sociales, #GuardiaNacional, Acabar con la corrupción.

“Con esta declaración”, escribió en su cuenta de twitter el analista en seguridad, Alejandro Hope, “el presidente se metió en camisa de fuerza: 1) los homicidios tienden a aumentar en el verano, 2) el despliegue de la Guardia Nacional requiere procesos lentos, y 3) no hay evidencia de que programas sociales generales reduzcan homicidios en el corto plazo”.

Hope sostiene, y creo que tiene toda la razón que los beneficiarios de programas sociales, son poco propensos a infringir la ley. Por ejemplo, no veo a adultos mayores de 68 años generando violencia, masacrando, decapitando o desmembrando gente. De los ‘Jóvenes construyendo el futuro’ –dice con datos de la Secretaría del Trabajo-, se tienen registrados 200 mil beneficiarios, apenas 8% del universo al que está dirigido.

Con todo y eso, con todo y que la realidad nos dice que tiene otros datos, quisiera creer que el ofrecimiento del Presidente es viable, yo sí quiero a mi México en Paz, aunque eso me cueste que el propio López Obrador me diga conservador. Si anhelar a mi País en paz es ser conservador, entonces yo sí soy conservador.

 

laotraplana@gmail.com

 

@JulianParraIba

Autor

El Heraldo de Saltillo
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