Cuerdas, cuerdas…
Recuperar el liderazgo en el Congreso local es un asunto de suma importancia para la actual administración estatal.,
Hasta ahora la oposición ha logrado desde la Junta de Gobierno legislativa negociar a favor de sus intereses, con un perfil colaborativo e indulgente.
El líder actual, Marcelo Torres Cofiño, de extracción panista, sabe que tiene en sus manos las cuentas públicas del gobierno estatal y de los 38 municipios, y actúa con ventajoso interés personal.
El PRI de Rigo Fuentes debe analizar con esmero el perfil de los próximos aspirantes al Congreso local, para evitar una nueva y estrepitosa derrota, que pondría de rodillas a la administración estatal, otros tres años.
Desde la oficina tricolor se filtran nombres como el de las paisanas Lupita Oyervides y Lulú Kamar, en Monclova.
Chuma Montemayor suena mucho para la región carbonífera, y Raúl Vela Erhard, ya sin la ominosa sombra política de Sonia Villarreal, gana fácilmente el Distrito de Piedras Negras.
En la Laguna, el Revolucionario Institucional sufre una aguda y pasajera crisis por la falta de figuras importantes, pero Eduardo Olmos, puede intentar llegar al Congreso y convertirse en líder del Palacio Legislativo.
Y de ahí, lograr el sueño guajiro de llegar a la candidatura por el gobierno estatal.
En Saltillo, siempre aparece el nombre de Álvaro Moreira, pero por alguna razón también siempre desaparece.
Álvaro es millonario, tiene su vida resuelta, pero nunca ha tenido un cargo público de renombre, aunque sea el verdadero operador político del PRI estatal.
Si no es ahora, Álvaro jamás tendrá un cargo oficial, digno de su capacidad y experiencia política.
Después de todo, en el PRI son pocos, pero bien peinados, los posibles aspirantes a legisladores locales.
Falta que se le brinde la oportunidad.
Murió la flor…
La sabinense Hilda Flores Escalera, construyó su carrera política con rapidez inusitada, y éxito asegurado, merced a estar siempre en el lugar indicado, a la hora precisa.
Su meteórico ascenso tuvo algunos costos personales y profesionales, pero como Senadora de la República llegó a su cúspide en el sexenio de Enrique Peña Nieto, y el gobierno estatal de Rubén Moreira Valdez.
Ahora vive un exilio político dorado, alejada de la falsa sociedad, y de los siempre peligrosos vaivenes de la grilla comarcana.
Con su ausencia, desapareció también en tiempo record su clan político coahuilense, y poco se sabe de la maestra Delia Siller, y de su admirador principal, el empresario monclovense, Armando de la Garza, entre otros.
En la actualidad, en Coahuila ninguna mujer ha logrado mantener vigente a su grupo político
Hilda no fue la excepción.
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