CIUDAD DE MÉXICO. «Mientras esté yo aquí, siempre estará arreglado el lugar donde encontraron el cuerpo de Armando Vega Gil, le he puesto flores, su veladora y hasta sus botellas de cerveza», indicó el señor Antonio Ruiz, empleado de la Ferretería Casa Martínez.
Con la mirada fija en el árbol que se encuentra en la calle de Monte Albán, casi esquina con La Morena, hace una pausa en su conversación y una lágrima empieza a recorrer su rostro, y suspirando dice:
«Realmente es algo que todavía no nos explicamos, estuvo muy raro, el árbol no tiene ninguna raspadura o alguna señal, solo él se llevó la verdad de lo que sucedió».
Recuerda que se conocieron desde muy jóvenes, «y es que aquí nos hemos criado». Platicábamos mucho, «parece mentira, pero todos los vecinos que lo conocíamos lo queríamos mucho, era un hombre muy agradable, respetuoso y simpático en sus conversaciones».
Vuelve la mirada al piso y dice:
«Yo en lo particular le estoy limpiando, le hice una crucecita, pongo mi malla para limpiar y que nadie me moleste, luego le digo a la gente que se acerca, dejen que el difunto me ayude».
Vecinas de la calle Monte Albán, justo del otro lado de la acera donde está el árbol de luto, con dos coronas de flores, en lo que alguna vez fue una miscelánea con el nombre de La Mexicana, las hermanas Guadalupe y Martina, dos mujeres de la tercera edad, abren la cortina y permiten la entrada a la reportera.
Ambas a la par dicen «nosotras hemos aportado con oraciones», aunque los vecinos de la calle de Palenque, donde vivía el músico, se han organizado para hacerle algunas misas en diferentes iglesias, «aquí, las personas que lo conocían también pasan y hacen oraciones, le dejan veladoras, el domingo fueron las más recientes».
Visiblemente conmovida Flora Aguilar Zamora, vecina de un departamento contiguo al que perteneció a Armando Vega Gil, expresa con seguridad que algún día lo volverá a ver, publicó Excelsior.
«Yo tengo la esperanza de volverlo a ver, soy testigo de Jehová, con Armando llegué a platicar de la Biblia, sé que está descansando, él está dormido, no está en el cielo ni en el infierno, simplemente está dormido», aseguró.
Recuerda cuánto lo quería, y cómo cuando el exintegrante de Botellita de Jerez se ponía a hacer talacha y clavaba algo en la pared, ella le tocaba y de inmediato le contestaba.
«Nos tocábamos a veces la pared de nuestras recamaras, él estaba clavando algo y yo le tocaba y me contestaba. Fue una persona muy respetuosa, muy bueno y un gran vecino, pero sobre todo un gran amigo, nunca fue arrogante, siempre fue muy sencillo.
Han pasado 16 días desde que el 1 de abril, el músico y poeta Armando Vega Gil escribiera un mensaje en su cuenta de Twitter en el que anunciaba su suicidio y pedía que no se culpara a nadie de su muerte.
«Es una decisión voluntaria, consciente, libre y personal», explicaba el también escritor. (EXCELSIOR)
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