DOS TORRES
Ahora que está de moda en Coahuila eso de que en cuestiones de moral, no solo hay que ser, sino también parecer, el ex Fiscal Jesús Torres Charles, debe andarse con mucho tiento, al igual que el hermano del ex Gobernador Interino, Jorge Torres López.
Jesús se encuentra en el ojo del huracán, y seguramente ya regreso a Saltillo, ciudad en la que radica desde hace tiempo para prestar asesorías técnicas a diversas oficinas de gobierno.
El hermano del Jorge, -del que omitiré su nombre por razones obvias- también labora en dependencias públicas, en el Centro Histórico de Saltillo, y aunque nada debe a la autoridad federal, el horno no está para bollos.
Torres Charles, hay que reconocerlo, tampoco tiene cuentas pendientes con la justicia, e incluso luego de su exoneración fue debidamente indemnizado por el gobierno de Rubén Moreira Valdez.
Torres López se esconde en la niebla presupuestal y guarda bajo perfil, y eso es precisamente lo que Jesús tiene que lograr, como bien lo ha hecho desde hace más de un año, en que regresó a la capital coahuilense.
Si bien torres más altas se han caído, ambos personajes deben mantenerse en un discreto anonimato, al menos donde no sean visibles para el coordinador federal, Reyes Flores Hurtado.
Ya ven que le agarró gusto a eso de escribir cartas y soltar el gatillo.
CONTROL LAGUNA
Un reciente análisis político electoral, revela que el Partido Acción Nacional mantiene en la región laguna, un bastión de importantes candidatos a cargos de representación popular, principalmente al Gobierno estatal.
Y aunque eso no garantiza que ganen, si los impulsa a negociaciones políticas internas para mantener el control de Acción Nacional.
Desde Piedras Negras hasta la región carbonífera, -según el estudio- es evidente la ausencia de políticos panistas con representatividad regional y local.
En Monclova, el alcalde Alfredo Paredes es el único panista destacado, y con poder de convocatoria, pero difícilmente puede llegar a ser candidato a gobernador.
Saltillo, tiene figuras importantes, pero carecen de peso específico para inclinar la balanza a su favor en las boletas electorales.
El empresario Isidro López Villarreal, fue un fenómeno fugaz, que tras su estrepitoso fracaso como alcalde, se apagó repentinamente.
Carlos Orta, esta frito y sin manteca, Esther Quintana se inmoló junto a Isidro, y actualmente no hay saltillenses destacados en el panismo capitalino.
Eso deja todo el pastel a los albiazules laguneros, que seguramente llegarán a acuerdos de grupo para compartir las rebanadas del organismo político.
Mire usted que el torreonense Marcelo Torres Cofiño, con apenas unos años en el PAN, ya se hizo figura emblemática, y se codea con la crema y nata a nivel nacional, mientras dirige el destino del Congreso local coahuilteco.
El político irritia Memo Anaya no suelta los hilos de la estructura panista en la entidad, y ya impuso al también lagunero Jesús de León, uno de sus incondicionales, en la dirigencia estatal.
El alcalde de la Perla lagunera, Jorge Zermeño, también mueve sus piezas para acomodar a gente cercana en la lista de aspirantes a diputados locales y alcaldes.
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- Columnista
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