El macro evento estadounidense impulsa la actividad económica local, nacional y regional. En el sitio sede, el 80 por ciento de la derrama se debe al turismo: Nabor Cruz Marcelo, del IIEc de la UNAM
Su fórmula es “espectáculo más deporte, no viceversa”, dijo Félix Fernando Buendía Mata, nuevo entrenador en jefe de Pumas CU
Las ganancias en la ciudad receptora alcanzan, en pesos mexicanos, casi nueve mil millones durante la semana previa y el día del evento, equivalente al presupuesto anual actual de secretarías como Turismo, Relaciones Exteriores o Economía
No es sólo un juego de yardaje. El factor económico es el quarterback que reparte la atención del evento deportivo de mayor proyección comercial y mediática a nivel global: el Super Bowl. Creado en 1967, tan solo en Estados Unidos es seguido frente a la pantalla por 185 millones de personas.
De acuerdo con cifras que publica la propia NFL, desde 2010 el promedio de impacto económico que tiene la ciudad receptora de este acontecimiento es de alrededor de 450 millones de dólares (mdd) durante la semana y el fin de semana que se da el evento, refirió Nabor Cruz Marcelo, del Instituto de Investigaciones Económicas (IIEc) de la UNAM.
“Es una fase importante para la economía de servicios, que se ve fortalecida en la metrópoli receptora, en este caso Atlanta. Entre 70 y el 80 por ciento de esta derrama económica es meramente por cuestiones turísticas”, puntualizó.
Además de esa cifra focalizada, también hay efectos posteriores; por ejemplo, la urbe receptora obtiene buena reputación que le sirve notablemente para el turismo.
“Una de las decisiones de la NFL es rotar el evento por todo el territorio estadounidense, para que no se repita la sede durante varios años. Se procura que las ciudades en donde acaban de construir nuevos estadios, con costos de entre dos mil y tres mil millones de dólares, sean las que reciban inmediatamente la designación, en dos o tres años máximo, para que puedan recuperar relativamente rápido el costo de la construcción, como el estadio de los Vaqueros de Dallas en 2013”, ejemplificó.
El investigador del IIEc aclaró que estas cifras sólo refieren los gastos enfocados a la organización y estructura, pero también hay un choque positivo de consumo en toda la Unión Americana durante este fin de semana.
“El consumo de cerveza aumenta entre el 20 y el 25 por ciento, hay estudios e informes que señalan esa cifra; por supuesto también se incrementa el consumo de alitas, papas fritas, todos esos conjuntos de comida rápida”.
En México, añadió, regularmente cuando hay un evento como el Super Bowl (aunque no llega a los niveles de un juego de futbol soccer de la Selección Mexicana) crece entre el 10 y 15 por ciento la afluencia de consumidores en restaurantes. Aquí es un “súper domingo”.
Punto fundamental durante la transmisión de este evento es el costo por minuto para comerciales. “La venta de los derechos de tiempo en televisión es un tema relevante en la cantidad de dinero que se mueve, e indudablemente es un aspecto que ha contribuido a su magnificación, por el impulso económico en el área privada y en el consumo local, nacional y regional”.
Cruz Marcelo reiteró que las ganancias en la ciudad receptora son de 450 millones de dólares, que en pesos mexicanos es de casi nueve mil millones, equivalente al presupuesto anual actual de secretarías como Turismo (ocho mil millones 786 mil), Relaciones Exteriores (ocho mil 532 millones) o Economía (nueve mil millones), o casi el doble de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, que asciende a aproximadamente cuatro mil millones 657 mil pesos.
ESPECTÁCULO-DEPORTE
Félix Fernando Buendía Mata, nuevo entrenador en jefe de Pumas CU, en la categoría mayor, habló sobre el Super Bowl, en su faceta de administrador de empresas, egresado de la Facultad de Contaduría y Administración (FCA) de la UNAM.
En cuestión mediática, subrayó, sólo existen tres sucesos de gran convocatoria: el Mundial de Futbol, el “súper domingo” y la entrega de los Oscares. Son los de mayor audiencia, aunque en el caso del futbol americano, lo ven aficionados ávidos y también casuales, que solamente se interesan porque es un gran evento.
“El Super Bowl combina diferentes elementos, es espectáculo más deporte, no al revés. Fusiona ciertos ingredientes que hacen que la experiencia del aficionado y del asistente sea placentera: pirotecnia, interpretación del himno, banderas, bandas dentro y fuera del campo, y por supuesto el evento del medio tiempo, que regularmente es un gran concierto. Entonces, con la experiencia y un juego emocionante se cierra el círculo”, subrayó.
Por ello, resaltó, en México “necesitamos generar nuevos públicos, porque el estudiante piensa que el futbol americano es brutal, que no es pensante; tenemos que hacer que volteen a ver este deporte, como lo que realmente es: un deporte formativo que completa el perfil dentro de su carrera, que logra personas más extrovertidas, que trabajan en equipo y son empáticas”.
Al final, abundó el head coach, todas esas habilidades funcionan para alcanzar objetivos. “La garra es lo que el universitario tiene, que nos hace tener temple, esforzarnos por cada momento de la vida, por superar esas batallas diarias”.
TAZÓN MEXICANO
No hay que olvidar, dijo el excapitán de Pumas CU, que la UNAM es la cuna en México del futbol americano. “Tuvimos una época dorada (de 1946 a 1964, Pumas nueve veces campeón, con Roberto Tapatío Méndez al frente del equipo) en la que se llenaba el Estadio Olímpico, el de la Ciudad de los Deportes, o el Estadio Azteca. Todos los estudiantes volteaban a ver este juego como la mejor experiencia para entretenerse. Ahora nuevamente toma una fuerza importante, aunque tengamos dos ligas separadas. Tenemos mucho futbol, desde tochito-bandera, equipados e infantil, que involucra tanto a la familia como al estudiante”.
Nuestro clásico, UNAM-IPN, tiene una característica que no posee ningún otro equipo o espectáculo para los mexicanos, ni el Super Bowl: las aficiones, ubicadas en cada mitad del estadio, con una tradición de porras y gritos de rivalidad, con interacción intensa, una experiencia magnifica, un juego que recluta aficionados y enaltece a quien está en el campo, finalizó.
PILA DE DATOS
En el año 1967 los costos de los boletos iba de seis a 12 dólares, y en la actualidad, según la revista Forbes, el precio promedio en el mercado de reventa a una semana del juego era de tres mil 861.
Otras fuentes estiman que el boleto más barato ronda los dos mil 400 dólares, y el más costoso los 20 mil dólares.
En su primera edición, los 30 segundos de publicidad para el Super Bowl costaban 37 mil 500 dólares, y hoy en día cuestan al menos 4.5 millones de dólares. De 5.1 mdd a 5.3 mdd, según la firma de investigación Kantar Media.
La audiencia del primer Super Bowl, en 1967, fue de 52 millones, según la NFL.
El año pasado, el número promedio de espectadores de televisión que sintonizaron el Super Bowl fue de 103.4 millones.
Este año 73 mil personas verán el juego en el Estadio Mercedes Benz de Atlanta.
Los puestos de mercancías de Los Atlanta Falcons mantendrán precios bajos en el Super Bowl: un hot dog valdrá dos dólares, en comparación de los 15 dólares que costaron el año pasado en Minnesota. Otras ofertas de dos dólares son los pretzels, agua embotellada y palomitas de maíz.
El Consejo Nacional del Pollo del país vecino estima que la cantidad de alitas que serán consumidas este fin de semana será de mil 380 millones. (UNAM)
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