Oaxaca de Juárez, Oaxaca.- Con cartílagos, huesos y escamas de pescado, científicos del Centro Interdisciplinario de Investigación para el Desarrollo Integral Regional (CIIDIR), encabezados por el doctor Miguel Chávez Gutiérrez, caracterizan filmes biodegradables para la industria de empaques y utensilios desechables, en el Laboratorio de Biomacromoléculas del mismo centro.
En entrevista, el catedrático del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), adscrito a la unidad Oaxaca del Instituto Politécnico Nacional (IPN), apunta que a través de residuos de recursos renovables han logrado obtener productos resistentes que permitirán a la industria de empaques de alimentos reemplazar el uso de plásticos derivados del petróleo.
“Con restos de tiburón y pez dorado, que son de los principales productos que se obtienen en la costa de Oaxaca, se han efectuado filmes que se desintegran en agua dulce y/o salada, e inclusive en la tierra en un periodo de máximo dos semanas”.
Resalta que también se han realizado pruebas de durabilidad de estos filmes, las cuales han demostrado que pueden permanecer en anaquel conservando sus propiedades por alrededor de un año.
El doctor en ciencias con énfasis en química de polímeros por la Universidad Estatal de Campinas, Brasil, considera que además de las buenas propiedades de los filmes obtenidos, su materia prima al ser residuos no compite con los granos destinados a la alimentación humana, aunado a que genera un aprovechamiento de residuos.
Originario de la Ciudad de México, el investigador llegó a Oaxaca hace cinco años luego de integrarse a Cátedras Conacyt para retomar la línea de investigación Polímeros biodegradables y su aprovechamiento para obtener materiales sustentables, la cual desarrolló durante su estancia posdoctoral en el Centro de Investigación y de Estudios Avanzados (Cinvestav), unidad Querétaro.
Además de trabajar con filmes resistentes, el ingeniero químico por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) también realiza caracterizaciones de soluciones que permiten obtener bioplásticos a partir de biopolímeros para su uso como bolsas plásticas, que sustituyan las bolsas de polietileno que se usan actualmente.
Sin embargo, reconoce que en estos casos existe una competencia desigual con la industria petroquímica, debido principalmente a los bajos costos de este tipo de insumos. Además que la materia prima que ha dado los mejores resultados provienen del maíz y la papa, lo que se contrapone con la sustentabilidad alimentaria.
“La investigación se centra en el uso de polímeros biodegradables que provienen de recursos naturales que incluye una amplia gama como los que se pueden obtener de residuos de diferentes industrias, entre ellos la pesquera, fibras de agave, así como de tubérculos y leguminosas”.
Apunta que antes de pensar en una bolsa o productos, es necesario realizar diversas formulaciones con polímeros y aditivos que puedan tener ciertas características para que sean viables de ocuparse como bolsas de plástico, cucharas, popotes, entre otros.
“Las caracterizaciones más viables que se han encontrado hasta el momento son los almidones de maíz y papa. Aunque también se han desarrollado polímeros biodegradables sintéticos, como el alcohol polivinílico que tiene buenas características”.
Opciones
En octubre de 2018, en el municipio de Oaxaca de Juárez entró en vigor una ley que prohíbe el uso de unicel para empacar alimentos que expenden los comercios restauranteros, la medida aplaudida por un amplio sector de la sociedad ha podido ser puesta en práctica de manera irregular.
Ante ello, el científico opina que aunado a este tipo de medidas, se requiere favorecer el uso de otros materiales biodegradables ya sean sintéticos o de almidones, así como promover el establecimiento de compañías que produzcan este tipo de materiales.
“En unos años se habrá terminado el petróleo, que es la materia prima de los plásticos, además que en la actualidad existe una cultura sobre el cuidado del medio ambiente, por lo que a las empresas les conviene cambiar sus envolturas de polietileno por unas biodegradables”.
Y apunta que para realizar este tránsito no se requieren equipos diferentes de los que ya poseen, únicamente se necesita cambiar las condiciones de temperatura y flujo de aire y ajustar los procedimientos. (CONACYT)
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