Radiografía y perspectivas del gobierno de Miguel Riquelme
En 2018 la política del acoplamiento fue lo que determinó el rumbo y los resultados del gobierno de Miguel Riquelme. Al inicio de su administración, el Gobernador de Coahuila encontró que, frente a un Congreso estatal con mayoría opositora, con dos de los tres principales municipios del estado en manos de Acción Nacional, con una estructura burocrática estatal leal a las administraciones pasadas y con las finanzas públicas estatales deterioradas por la presión de la deuda, lo estratégico dictaba no confrontarse y no romper con el pasado; mantener el rumbo del gobierno sin llevar a cabo grandes transformaciones que implicarán la disposición de recursos o el desgaste de su capital político.
Claramente, al no disponer de recursos financieros suficientes para emprenden grandes obras de infraestructura o implementar programas de impacto, lo mismo que al carecer de los apoyos políticos necesarios para asegurar una mayoría en el Congreso, el gobierno de Miguel Riquelme se encuentra atrapado por las circunstancias.
Como no se recuerda en las historia reciente de Coahuila, el gobierno estatal se ha visto en la necesidad de negociar y otorgar, como medidas para obtener apoyos e impulsar algunas de sus iniciativas.
Recientemente, la mayoría opositora en el Congreso local, conformada por el PAN, UDC y Morena, llevó al extremo la gestión legislativa del Presupuesto de Egresos, trasladando hasta el 31 de diciembre su autorización, no sin antes imprimirle algunos cambios, reasignando y ajustando los montos propuestos por el Ejecutivo. En este accidentado proceso, adverso para el PRI y el gobierno, Miguel Riquelme debió extrañar a un operador de la talla de Samuel Rodríguez, quien de forma inaudita renunció a su asiento legislativo y a la presidencia de la Junta de Gobierno en septiembre de 2018.
Las cosas no han sido distintas en términos de las transformaciones en el gobierno. Miguel Riquelme mantiene hasta el momento la misma estructura burocrática y de organización programática de la pasada administración. Ni siquiera la imagen y los contenidos de la página oficial del Gobierno del Estado han cambiado.
Para bien o para mal, las estrategias para impulsar el crecimiento económico, renegociar la deuda, mantener la seguridad y promover el desarrollo social, son una extensión de la administración de Rubén Moreira.
Para evitar caer en la parálisis y asegurar la estabilidad de su gobierno, Miguel Riquelme se acopló al escenario político: negoció y cedió con la oposición; co-gobernó con los presidentes municipales opositores; se abstuvo de romper con el pasado; y, por último, ajustó el cinturón financiero del estado.
Algunas señales, sin embargo, parecen algo contradictorias. En política, el PRI de Coahuila sufrió la pérdida de importantes municipios y posiciones legislativas en la elección del 1 de julio.
En economía, las tasas del crecimiento del PIB se mantienen por abajo de lo esperado, y alejadas de las cifras alcanzadas por la pasada administración. En lo que respecta a la seguridad, recientemente se han presentado brotes de violencia y enfrentamientos en ciudades como Piedras Negras y Torreón. El gobierno permanece estable, no obstante las luces amarillas se encienden en algunas áreas de la administración estatal.
Rumbo al 2019, la administración de Miguel Riquelme tendrá que reinventarse en términos políticos y relanzar las estrategias en materia de deuda, seguridad y economía. Más cuando en el nuevo escenario dominado por Morena en el ámbito nacional, se presumen mayores dificultades políticas y menores recursos para el manejo directo de los gobernadores.
En primer término, con miras a asegurar mejores resultados en las distintas áreas de la administración y además perfilar renovadas opciones políticas para las próximas elecciones locales y federales, la nueva estrategia exige fortalecer su gabinete.
Enseguida, habrá que redefinir quién de entre los diputados locales priístas o de la Secretaría de Gobierno conducirá la política con el Congreso. Lo sucedido recientemente con el tema del presupuesto, fue una clara muestra de que algo falló en las negociaciones con la oposición.
Por último, el gobierno de Miguel Riquelme deberá implementar acciones que le permitan tender puentes el grupo de López Obrador. Morena ha conformado una tropa política de respeto en la entidad, con quienes necesariamente habrá que dialogar y negociar. Más cuando disponen de dos elementos de los que carece la administración estatal: votos y presupuesto.
Tu Opinión: olveraruben@hotmail.com
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