JOSÉ VEGA BAUTISTA
Tlalnepantla, Méx. Pobladores de San Juan Ixhuatepec bloquearon durante aproximadamente 21 horas las autopistas México-Pachuca y Naucalpan-Ecatepec, y retuvieron a un funcionario de la Secretaría de Seguridad Pública de Ciudad de México para reclamar por la incursión violenta de policías capitalinos en la demarcación, que persiguieron a presuntos asaltantes de una gasolinera, acción en la cual los uniformados golpearon a vecinos, además que allanaron domicilios y negocios y realizaron disparos.
Las movilizaciones comenzaron pasada la medianoche del domingo, cuando un centenar de vecinos de San Juan Ixhuatepec –San Juanico, como es conocido– colocaron barricadas sobre el cruce de las carreteras México-Pachuca y Naucalpan-Ecatepec en ambas direcciones. También bloquearon las calles Francisco Macín y CTM Atzacoalco, en el límite del municipio de Tlalnepantla con la alcaldía Gustavo A. Madero, y la avenida Río de los Remedios. (La jornada 131118)
Pueblo noble y sufrido este de San Juanico, ha vivido y sobrevivido a sus tragedias, tal vez una de las mas crudas es la que les deseo narrar en esta ocasión, como un homenaje a tantos héroes anónimos que han habitado ese lugar emblemático de nuestro país.
Una mañana de 1984, en mi carrera matinal al margen del parque jardín de la Unidad habitacional Benito Juárez, de la Ciudad de México, enfrente del Centro Médico Nacional y cerca del Hospital General, me percaté de una actividad inusual tanto de ambulancias como de médicos y enfermeras, el lamento de las sirenas era incesante, un trajín de angustia los alrededores, en la piel se sentía la tragedia, algo muy grave ocurrió.
Corrí hacia Medellín 259, mi refugio, a buscar en radio y televisión los detalles: En la madrugada de ese 19 de Noviembre, se produjo una violenta explosión en la colonia de San Juan Ixhuatepec, mejor conocido por el mote chilango de San Juanico, un asentamiento popular ubicado al norte de la ciudad de México.
Los medios informaban que una planta de almacenamiento y distribución de gases licuados del petróleo (GLP) propiedad de la empresa paraestatal PEMEX (Petróleos Mexicanos) había sufrido una serie de deflagraciones en cadena, hasta 10 según algunas fuentes de la prensa, tras reventar un gaseoducto de sus instalaciones. Sin embargo, versiones contradictorias apuntaban a que el accidente fue debido a la explosión de un vehículo que transportaba petróleo y que se propagó a un depósito de gas; los responsables de la fábrica llegaron a afirmar incluso que la explosión se originó en una fábrica privada cercana. El clásico yo ya les conté hay péguenle lo que quieran.
Pero la realidad, que yo creí, es que la catástrofe fue debida a la rotura de una tubería de 20 cms de diámetro que trasegaba GLP desde tres refinerías distintas hasta la planta de almacenamiento cerca de los parques de tanques, compuestos de 6 esferas y 48 cilindros de diferentes capacidades. En el momento del desastre se hallaban almacenadas en total unas 6.500 Tm de butano y propano principalmente. El sobrellenado de uno de estos depósitos y la sobre presión de la línea de retorno, sumado al mal funcionamiento de las válvulas de alivio, provocó que el gaseoducto reventara y se formara una nube de vapor inflamable que, en contacto con algún punto caliente, como pudo ser alguna antorcha encendida a ras del suelo, entró en ignición, dando comienzo a una serie de tremendas explosiones en cadena sentidas incluso por los sismógrafos de la Universidad de Ciudad de México, a 30 kms de distancia. Esto generó un descomunal incendio con llamaradas de más de 300 mts de altura y una radiación térmica tal que sólo el 2% de los cadáveres encontrados pudieron ser reconocidos.
Unas 20 hectáreas de superficie resultaron afectadas por la explosión y la radiación, pereciendo en la catástrofe unas 600 personas, según fuentes oficiales, y resultando heridas otras 2.500. No obstante, hay quienes piensan que la cifra real de muertos nunca llegará a saberse, teniendo en cuenta que muchos cuerpos quedaron reducidos a cenizas y que muchos de ellos no serían reclamados.
Algunos analistas incluso afirman que la tragedia de San Juanico será recordada siempre por sus espeluznantes efectos sobre la población: numerosas viviendas quedaron arrasadas, familias enteras resultaron calcinadas mientras dormían, 350.000 personas, de una población de 700.000, tuvieron que ser inmediatamente evacuadas, y hubo un número indeterminado de desaparecidos. La explosión de toda la instalación de PEMEX, incluyendo 80.000 barriles de gas, dejó un cráter equivalente a 4 estadios de fútbol.
Pobladores y tertulianos de la tele sostenían que la mayoría de las catástrofes siempre avisan, su argumento en este caso era el hecho de que en marzo de ese mismo año ya habían sufrido otra explosión denunciada por sus habitantes.
josevega@nuestrarevista.com.mx
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