En las zonas escarpadas del norte de México, a más de dos mil metros sobre el nivel del mar, en lo alto del desierto chihuahuense, habita el borrego cimarrón, una especie de rumiante característica de esta región del país y, actualmente, sujeta a protección especial por la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat).
El Museo del Desierto, en Saltillo, dentro del programa Desierto Viviente, tiene como objetivo contribuir a la conservación y reproducción de este ovino que estuvo muy cerca de desaparecer hace algunas décadas, debido a la cacería furtiva y la poca conciencia ecológica.
Irónicamente, una de las formas de conservación de esta especie en la actualidad es mediante lugares conocidos como ranchos cinegéticos, zonas donde se reproduce el borrego para su conservación y posterior cacería, de forma responsable y regulada por organismos gubernamentales, como una alternativa para el rescate de este rumiante del desierto.
En entrevista para la Agencia Informativa Conacyt, especialistas del Mude detallan la importancia del borrego cimarrón, sus características, y aclaran la viabilidad de la cacería responsable, como una opción para la conservación de esta especie que estuvo al borde de desaparecer debido, precisamente, a la cacería ejecutada por el hombre.
En las alturas del desierto
El borrego cimarrón, es un rumiante que se encuentra en el norte del país y, actualmente, es una especie sujeta a protección especial.
“El borrego cimarrón es una especie cuyas poblaciones se redujeron mucho, antiguamente habitaba hasta prácticamente todo el centro de Coahuila, Chihuahua, Sonora, Baja California. Actualmente, las poblaciones silvestres que quedan están en el área de Baja California, tanto norte como sur, y una parte de Sonora”, comentó el arquitecto Fernando Toledo González, responsable de Fauna y encargado del proyecto Desierto Viviente del Mude.
En el presente, el Museo del Desierto conserva este rumiante del norte, a través del área y programa de Desierto Viviente, que se dedica a la conservación de especies prioritarias del desierto mexicano en México como el lobo mexicano, el oso negro americano, el perrito de las praderas, entre otros.
“Los borregos cimarrones son animales que viven en el desierto, principalmente les gusta estar en áreas escarpadas, en zonas rocosas, en áreas altas donde se van a proteger de los vientos, sobre todo vientos del norte que les pueden causar problemas respiratorios. La enfermedad más común en los borregos cimarrones es neumonía y, normalmente, cuando les da, es porque no se están protegiendo del viento y de las humedades altas”, aclaró Toledo González.
Los machos de esta especie pueden alcanzar los 135 kilogramos (kg) de peso y las hembras 50 kg. La característica de los machos son los cuernos, tienen una cornamenta muy grande en un espiral hacia atrás y llega a representar hasta 10 por ciento del peso total del ejemplar. Es decir, si el animal pesa 100 kilos, la cabeza con cuernos pesará alrededor de 10 kilos. Los músculos del cuello son exageradamente fuertes para sostener el peso del cráneo y la cornamenta, además de soportar las peleas de año con año para ganar la dominancia del grupo y aparearse con las hembras.
Los borregos cimarrones son herbívoros, su dieta principal, en tiempos secos, es de pastos y ramas de ciertos árboles; en tiempo de lluvias, comen follaje fresco. Son rumiantes con un estómago especial que, gracias a una serie de bacterias, puede digerir la celulosa.
“Los borregos son gregarios, quiere decir que viven en grupos, normalmente son grupos familiares en donde va a haber un macho dominante, puede haber machos más jóvenes que, tarde o temprano, van a pelear por esa dominancia. El dominante es el que se aparea primero con las hembras, ese comportamiento lo hemos visto aquí, los pleitos no son muy agresivos, no han llegado a ser problema. La reproducción en borregos es baja porque es una cría al año, no como otras cabras silvestres que tienen cuates o tres crías”, detalló Toledo González.
A pesar de que la literatura especializada señala que el periodo reproductivo de la especie es en la época de primavera-verano, los especialistas del Mude indicaron que, en cautiverio, tienen reproducción durante todo el año, mientras existan condiciones adecuadas de agua y alimento.
La cría de borrego cimarrón está 175 días en gestación y, al nacer, tiene un periodo de lactancia de cuatro o cinco meses aproximadamente. A diferencia de otras especies, la hembra, aparentemente, ignora a la cría durante los primeros días de vida.
“El trato que dan a las crías es muy particular, la primera vez que tuvimos nacimiento, nos llamó la atención que la madre no le hacía caso a la cría. Nos esperamos, tuvimos paciencia, un periodo de 48 horas donde la cría puede aguantar sin alimentarse. Vimos que la hembra esconde la cría en un mogote de plantas y la mantiene alejada de todo el grupo y, solamente a ciertas horas, sobre todo en la tarde y en la noche, es cuando se acercaba a estar con ella y amamantarla. Eso fue algo nuevo para nosotros, y lo hacen para evitar que vaya a haber depredadores cerca del grupo debido a la cría”, puntualizó Toledo González.
El Museo del Desierto trabaja con esta especie de la región desde 2010, gracias a una donación por parte de un Centro de Investigación en Vida Silvestre de Semarnat (CIVS de Valle de Bravo en el Estado de México). Este organismo proporcionó al Mude un macho y dos hembras que habitaban en esta región, que cuenta con un hábitat inadecuado para este rumiante debido a su alta humedad y clima frío.
“Vimos la posibilidad de solicitarlos, hacer una gestión y nos autorizaron. A los dos días estábamos en Valle de Bravo con remolques, era un macho y dos hembras. Desde ahí iniciamos la reproducción y resguardo de los ejemplares en el museo”, narró el encargado del programa Desierto Viviente.
Aunque Saltillo está en una entidad con un hábitat ideal para este rumiante, la conservación de borrego cimarrón no es una labor sencilla. Al respecto de las implicaciones para el cuidado de esta especie, el ingeniero Gonzalo García Martínez, responsable del área de Borrego Cimarrón del Mude, explicó: “Lo que implica es estar muy al pendiente, principalmente con su alimentación, si no tiene una buena alimentación, el animal se puede enfermar y morir. Lo otro es cuidar mucho las sales y estar muy al pendiente de que no se enferme, debido a que bajan o suben mucho las temperaturas, que tengan agua limpia y la comida esté fresca, sobre todo con alfalfas. Hasta ahora, afortunadamente, los animales se están reproduciendo año con año”, indicó.
En el presente, el Museo del Desierto cuenta con 12 ejemplares de borrego cimarrón, seis hembras y seis machos de diferentes edades, el adulto con más edad cuenta con 12 años y esperan el nacimiento de una cría para noviembre del presente año.
La cacería responsable, ¿una alternativa?
Los ranchos cinegéticos son territorios o zonas donde se reproduce una especie de fauna regional para su conservación y aprovechamiento económico, a través de la cacería controlada, responsable y autorizada por el gobierno. Esta alternativa es uno de los principales medios para la supervivencia del borrego cimarrón en el norte de México.
“Parte del programa de recuperación del borrego está basado en la cacería, por un lado siempre la cacería se puede manejar como algo negativo y creemos que es muy mala y que estamos afectando la vida silvestre. Sin embargo, la cacería responsable es completamente viable para la conservación en México y otras partes del mundo”, comentó Fernando Toledo González.
El responsable de Fauna del Mude aclaró que, a pesar de no estar de acuerdo con la cacería, es una estrategia de conservación que funciona porque se inyecta mucho dinero para cazar una especie. Por ejemplo, en este caso, por un ejemplar de borrego cimarrón llegan a pagar entre 30 mil a 100 mil dólares. Por lo que hay una gran derrama económica para el lugar, para los dueños de los ranchos que inyectan dinero a la preservación del borrego y su hábitat.
La cacería en estos ranchos cinegéticos es realizada con autorización de Semarnat, a través de UMAS (Unidades de Manejo para la Conservación de la Vida Silvestre). En estos lugares se reproducen y conservan especies de borrego cimarrón en algunos ranchos del estado de Coahuila dentro de municipios como Monclova, Ocampo, o en lugares de la entidad como la Sierra del Burro, Maderas del Carmen, etcétera.
“El borrego cimarrón estaba a punto de extinguirse y ahora gracias a este tipo de conservación y de UMAS, se está reproduciendo y sigue la conservación, pero no solo de esta especie sino de muchas otras”, agregó el ingeniero Gonzalo García Martínez.
Sin embargo, el responsable del Área de Borrego Cimarrón del Mude señaló que hay que prestar atención, debido a que en algunos ranchos cinegéticos se llegan a cometer errores, cazan borregos jóvenes en lugar de adultos de edad avanzada con grandes cornamentas que ya no tienen capacidad reproductiva.
“Cuando es cacería sustentable es algo que funciona muy bien para conservación, en el caso del borrego cimarrón, el cocodrilo en el sur-sureste del país con granjas para pieles, por lo que es una alternativa. Como decía, no es que estemos a favor, ni yo personalmente ni el Museo como institución, de salir a cazar un animal. Pero es una opción viable y tenemos que reconocer que funciona y ha funcionado en el caso del borrego”, aclaró Toledo González.
Sobre la conservación de borrego cimarrón en la entidad, agregó que existe otra problemática que debe ser atendida, tanto en cautiverio como en vida silvestre.
“En zonas donde se distribuye el borrego cimarrón, existen ciertas poblaciones de borregos exóticos, como el caso del borrego berberisco. Son borregos asiáticos que se trajeron a México e introdujeron en algunos ranchos cinegéticos, se han escapado y en algunas áreas podemos ver poblaciones silvestres de borregos berberiscos, tiene que haber un control porque son la competencia directa del borrego cimarrón, se reproducen más porque tienen dos crías al año y tiene que haber un control para que pueda tener éxito la población de borrego cimarrón”.
La gente del Mude invita a todos a visitar la institución, conocer la fauna del desierto chihuahuense y ayudar a la conservación y cuidado de las especies respetando a los animales dentro y fuera del museo.
A futuro, los especialistas del Mude desean seguir la conservación de la especie pero también buscar su liberación a la vida silvestre.
“Queremos seguir conservando y reproduciendo la especie, como comentaba para otras especies, irnos hacia afuera. Está la posibilidad de mandar algunos a Cuatro Ciénegas, a la sierra de San Marcos, si no es hacer directamente liberaciones, entonces a un preliberatorio en corrales bastante grandes donde empiece la adaptación de estos ejemplares y ver la posibilidad de reintegrarlos en esta área de Cuatro Ciénegas”, finalizó Toledo González. (CONACYT)
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