BOHEMIAN RHAPSODY: LA VIDA DE FREDDY MERCURY

VICTOR MARIO BORQUEZ NUÑEZ 

Más allá de las polémicas que rodean este filme, nadie puede discutir que se trata de un biopic intenso, apasionante y lleno de vitalidad fílmica que, con plena justicia, se incluye entre las mejores películas del año y en una experiencia indispensable para melómanos y cinéfilos tan cautivadora como emocionante.

Lo primero es un acto de justicia: toda la cantidad de polémicas y críticas que nacieron a partir de un tráiler (¡de un tráiler!) y que de verdad eran odiosas y hasta ridículas no caben en la apreciación de “Bohemian Rhapsody” como producto fílmico y exquisito ejemplo de cine musical estilo biopic, es decir, la puesta en imágenes de un artista real.

Lo segundo son dos detalles no menores: el director inicial, Bryan Singer, que aparece en los créditos como el realizador de la película, fue despedido y se dice que quien finalizó este filme fue Dexter Fletcher y gran parte de la película recae sobre los hombros del impresionante Rami Malek quien, de verdad, se sumerge en la piel del talentoso Freddy Mercury y logra una de las mejores interpretaciones de los últimos tiempos, digno candidato para un Óscar de la Academia.

Anthony McCarten, el autor de los guiones de “La teoría del todo” o “El instante más oscuro” actúa como guionista y su libreto se revela como muy bien documentado, siendo capaz de recoger los hitos clave de la banda Queen y la concepción de algunas de sus canciones más icónicas.

En donde nadie puede quedar insatisfecho es en la factura técnica y visual de “Bohemian Rhapsody”, por cuanto el filme es un homenaje declarado a la exquisita música de Queen y logra rescatar la figura tremenda de Freddy Mercury, dándoles además cabida a los otros tres integrantes de la banda.

En este sentido al indiscutible brillante trabajo actoral de Rami Malek se suman Ben Hardy, Gwilym Lee y Joseph Mazzello, geniales interpretando a Roger Taylor, Brian May y John Deacon, respectivamente.

Lo que más se agradece de este filme es su ausencia de morbo. No exagera ni la homosexualidad de Mercury, ni sus turbias experiencias con el mundo gay de la época ni menos se solaza en su temprano descubrimiento del VIH que, finalmente, acabó con su vida a los 45 años.

La película es elegante, visualmente impecable y técnicamente notable, sobre todo por su capacidad para recrear conciertos masivos y situaciones íntimas sin que en ningún instante se produzca un desequilibrio entre la espectacularidad y la necesaria intimidad que suponía la vida oculta del genial vocalista de Queen.

El punto de partida de este filme nos muestra a Freddy Mercury a minutos de entrar al escenario en el ya mítico concierto Live AID de 1985, encabezado por Bob Geldof en el Wembley Arena y de ahí se devuelve en el tiempo para mostrarnos la juventud de Freddy Mercury, cuando cargaba maletas en el Aeropuerto London Heathrow y tenía que soportar burlas por su físico, en especial por su descuidada dentadura y su origen parsi e indio (había nacido en Zanzíbar, actualmente conocida como Tanzania), todo lo cual le significó soledad y desconfianza que él canalizó de modo virtuoso, transformándose en un artista del espectáculo.

Resultan de una calidad inobjetable la manera en que se nos muestra el auge y estrellato de la banda Queen, una carrera vibrante y con éxitos musicales que son parte de la cultura musical contemporánea. Resalta la manera en que se entregan claves a los espectadores para que comprenda el trabajo de equipo, la solidaridad artística y la capacidad de experimentar que Queen siempre tuvo, lo que les permitió ser considerados entre los artistas más influyentes del rock sinfónico.

En “Bohemian Rhapsody” destacan las caracterizaciones, el vestuario, los maquillajes, la puesta en escena de los conciertos y, era que no, la capacidad impresionante de los actores para mimetizarse con sus personajes, en gestos, maneras de hablar y de caminar. Mención aparte el caso del protagonista, Rami Malek quien es capaz de moverse sobre el escenario y trabajar hasta los más mínimos detalles, gesticulando con absoluta perfección para hacernos creer que la voz que oímos es la de Mercury, desprendiendo una energía que pocos podrían haber conseguido y haciendo calzar el movimiento de sus labios con la voz del desaparecido vocalista.

De este modo, se trata de una película impecable, capaz de mostrarnos una época y unos personajes realmente inolvidables, donde se matizan con equilibrio los sentimientos, los momentos íntimos con la parafernalia y el despliegue impresionante de cada concierto.

“Bohemian Rhapsody” es un hermoso y necesario tributo hacia Freddy Mercury y a sus compañeros de banda, todo lo cual debe ser aplaudido como una celebración del arte, la música y de una época específica. Excelente.

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El Heraldo de Saltillo
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