José Ramón Cossío y la trunca transición del constitucionalismo
Para Juan Velázquez, otro guardián del derecho
Una de las transiciones menos atendidas ha sido la del pensamiento jurídico constitucional. Como la educación, el derecho fue un aparato ideológico del Estado priísta porque las leyes se subordinaron al dominio político del sistema/régimen del PRI.
Uno de los abogados clave en el impulso a esa transición del pensamiento jurídico fue José Ramón Cossío Díaz, cuya gestión como ministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación concluye en diciembre próximo, luego de un periodo de quince años. Como académico y como ministro, Cossío logró abrir los enfoques jurídicos del derecho a horizontes más allá del pensamiento jurídico priísta.
El derecho había sido uno de los enclaves fundamentales del pensamiento político priísta, al grado de que la Constitución de 1917 y sus reformas posteriores se convirtieron en el marco ideológico-jurídico al subordinar el derecho a las justificaciones políticas del sistema de poder. El verdadero templo del derecho priísta nunca estuvo en la Corte ni en los juzgados, sino en la Facultad de Derecho de la UNAM y su correlativo Instituto de Investigaciones Jurídicas.
El ciclo de relevos de las élites dirigentes encontró en el derecho a su segunda generación de líderes al arribar el abogado unamita Miguel Alemán Valdés a la presidencia en 1946 y el poder de gremio se extendió hasta 1988 en que llegaron los economistas. En esos cuarenta y dos años el derecho se convirtió en el instrumento legitimador del dominio institucional del PRI. En esos años, la Suprema Corte formó parte de la agencia de colocaciones priístas, al grado de que el ministro Carlos del Río fue renunciado en 1990 por asistir a un acto público en representación del poder ejecutivo. En diciembre de 1994 se transformó la Corte en Tribunal Constitucional y paulatinamente sus ministros fueron seleccionados por carrera, aunque por ahí se colaron hasta 2015 representantes de grupos políticos y de poder priístas.
La tarea de Cossío Díaz destacó por los efectos no políticos de sus votaciones, pero sobre todo por incidir en la reconstrucción del pensamiento jurídico institucional del Estado priísta que estuvo dominada por el cacicazgo de Jorge Carpizo McGregor. Como director de Derecho del Instituto Tecnológico Autónomo de México, Cossío Díaz contribuyó a redefinir el papel del derecho por encima de los intereses y de la Constitución como defensora de la sociedad y no sólo del orden político priísta.
Si su tesis de licenciatura fue una declaración de principios –“Control constitucional de las leyes”, y no al revés–, su ensayo Dogmática constitucional y régimen autoritario representó en 1998 un giro del pensamiento jurídico y hasta epistemológico del papel del derecho en la realidad de un sistema/régimen/Estado.
En 1998 había comenzado la transición del régimen priísta con la autonomía del Instituto Electoral y la pérdida de la mayoría absoluta del PRI en la Cámara y en el DF. Por tanto, Cossío Díaz fijó ese escenario con precisión jurídica y sensibilidad política del derecho: “la desaparición de las condiciones de dominación política imperantes en el país en los últimos setenta años”. Y agregó: “la formación del paradigma para el estudio de la Constitución se realizó en relación directa con las condiciones de dominación política vigentes en el país; al variar tales condiciones perdió relevancia la representación que se habían hecho los juristas de la Constitución y las explicaciones que sobre las normas habían formulado”.
La tarea no fue fácil por los resabios del pensamiento oficial dominante, pero a partir de 1998 Cossío Díaz se ha dedicado a tratar de construir un nuevo paradigma jurídico para la nueva realidad sociopolítica. La terminación de su periodo en la Corte coincide, de manera lamentable, con la ola regresiva en lo político y los intentos de reconstruir el modelo sistémico de dominación presidencialista sobre el derecho, como se advierte en la lista de precandidatos del nuevo gobierno lopezobradoristas para los relevos en la Corte y con el anunció de sustitución de la Corte por un Tribunal Constitucional neopresidencialista.
Lo que viene lo advirtió Cossío Díaz en 1998 como funcionamiento en el ciclo pasado: la Constitución prohijó al régimen priísta y éste se legitimaba aplicando la Constitución.
La próxima batalla por consolidar un régimen republicano –no sólo democrático– estará en el campo de batalla del derecho. Y ahí veremos a Cossío Díaz.
Política para dummies: La política debe ser la dogmática del derecho.
@carlosramirezh
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