En los lugares de origen existe una prevalencia de la enfermedad mucho mayor que en México, por ejemplo: Belice u Honduras.
Ciudad de México.- Buscando oportunidades, los migrantes salen de sus comunidades para tener lo que les fue negado: salud, educación, seguridad o empleo, sin saber que al salir se convierten en el grupo más vulnerable. Los datos de la Oficina de Derechos Humanos de la Casa del Migrante, ubicada en la frontera sur, revelan que en México se concentra 71 por ciento de las denuncias sobre violaciones a los derechos humanos.
De acuerdo con Ricardo Hernández Forcada, director del Programa de VIH/SIDA y Derechos Humanos de la CNDH “Los derechos humanos son violentados comúnmente a quienes viven con este virus y con Sida, en forma de estigma o discriminación. Son también víctimas del despojo de sus pertenencias, sus recursos económicos y de abusos físicos o sexuales. Sufren además extorsión policial y otro tipo de violencia por parte de autoridades; de explotación laboral y sexual, y hasta de formas análogas a la esclavitud, como la trata y el tráfico de personas”, dijo.
En 2007 seis de cada diez migrantes en Estados Unidos eran mexicanos. La epidemia de SIDA en ese país afectaba por lo menos al 1 por ciento del total de migrantes, lo que se traduce en más de 100 mil casos que van desde la etapa asintomática hasta la terminal, de acuerdo con reportes de la organización VIHas de Vida.
No obstante, en los países de origen de las migraciones existe una prevalencia del VIH mucho mayor que la de México. “En nuestro país se estima que en el 2014, la prevalencia de infección por el VIH en la población adulta de 15 a 49 años de edad era del orden de 0.2 por cada cien; en cambio, en Centro América hay prevalencias más altas, por ejemplo: de 2.5 por ciento en Belice o de 1.6 por ciento, en Honduras”.
Las mujeres son las más vulnerables —dijo— porque la violencia, la falta de información y la cultura de la sumisión les impide exigir a sus parejas sexuales el uso del condón y enfrentan una gran desprotección que se suma a la victimización.
Algunas de ellas tienen expectativas de llegar a Estados Unidos pero por múltiples motivos no lo logran y permanecen en México, donde en ocasiones son objeto de trata de personas con líneas de explotación sexual. Una situación en la que algunas desarrollan hábitos de consumo de alcohol y drogas.
Finalmente, Ricardo Hernández, mencionó que el caso de los migrantes ofrece un grado particular de complejidad para el acceso efectivo a los derechos de la Ley de migración que entre otras disposiciones establece el acceso a servicios de salud a la población migrante.
“Se necesita implementar cursos y distribuir folletos en las estaciones migratorias o donde se practica el trabajo sexual a lo largo de las fronteras. También, impulsar mecanismos para la mejor atención médica dentro de las fronteras y difundir y defender los derechos humanos de las personas que viven con VIH”, concluyó durante su charla Acceso para las y los migrantes a los programas de información, prevención, tratamiento, atención y apoyo relacionados con el VIH.
Conferencia celebrada en el marco del Seminario Permanente sobre Migración Internacional realizado por el Colegio d la Frontera Norte, institución que integra la mesa directiva del Foro Consultivo Científico y Tecnológico. (FORO CONSULTIVO CIENTÍFICO Y TECNOLÓGICO, AC)
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