HÉCTOR A. GIL MÜLLER
El conocimiento del futuro es posible, no se trata de un campo reservado a las ciencias ocultas, aunque ha sido el principal objetivo de muchos brujos, hechiceros y chamanes el conocimiento y también cambio del futuro (quizá sea más útil poder estudiar cómo cambiar el pasado y no el futuro). Queremos acceder al futuro para saber lo oculto. La propia ciencia nos puede dar indicios de aquello que vendrá. La estadística, la probabilidad, la planeación son claros ejemplos de técnicas que nos permiten dibujar el porvenir.
Incluso hay una nueva disciplina que incorpora métodos matemáticos a la historia a fin de reconocer el patrón de los comportamientos que han causado tal o cual evento histórico, se llama cliodinámica.
Sobre todo este esfuerzo, sigue apareciendo en nuestra mente la necesidad de comprender el futuro ¿cómo será? Sabemos que las grandes transformaciones están apareciendo cada vez en menos tiempo. Pero estas transformaciones responden a verdaderas rupturas de paradigmas, (me parece muy ambicioso e ingenuo llamar cuarta transformación al cambio de un régimen político, sin saber aun lo que hará).
Pero, aunque el futuro nos fue oculto, el destino no lo ha sido, olvidamos que el destino responde a las leyes de la causa y la consecuencia, grandes y rígidos jueces que regulan y dan forma a la norma.
Futuro y destino no son lo mismo. El futuro nos llega por el tiempo, el destino nos llega por las decisiones que hemos tomado, el futuro se pinta ágil, pero nuestro destino puede ser torpe, si las decisiones necesarias no se impulsan, toman y aseguran. El futuro es consecuencia del presente y el destino es consecuencia del pasado. Muchos ejemplos hay de ello, quienes construyeron un destino para evitar volver a su pasado y quienes construyeron un destino que asegura vuelva lo pasado. El destino es humano.
Nada nos vuelve más humanos que la capacidad de enfrentar los retos de nuestro tiempo con el apoyo de lo pasado, de la información acumulada de otros y la percepción que se tiene de ese problema.
México debe acceder y no evadir ese conocimiento. Cuidado con enfrentar problemas en solitario, debemos aprovechar lo que ya sabemos; la historia no se repite, pero si rima con el pasado atinadamente decía Mark Twain.
Los retos que enfrenta México plantean en el presente lo que debe pasar en el futuro. Responder que viene; ¿el libre comercio se fortalecerá o se debilitará?, ¿el miedo a la globalización será más grande o más pequeño que los beneficios de un mercado mundial?, ¿lograremos ser terreno fértil para nuevas tecnologías?, ¿estamos aprendiendo las nuevas reglas del futuro?, es decir ¿estamos sembrando las competencias necesarias para acceder al futuro?
Es responsabilidad de cada funcionario tomar buenas decisiones, y esa bondad de las decisiones tiene como límite la ley, pero como ruta la visión y el entendimiento de lo que queremos como destino. Cuando esa visión es oscurecida por la corrupción, por el despropósito y por cualquier otro bastardo interés, a todos nos perjudica.
Yo soy Héctor Gil Müller, y estoy a tus órdenes
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