De vez en cuando conviértete en rompeolas

Por: Sergio Lozano

He tenido la fortuna de transitar por caminos muy diferentes, formo parte de esa generación que creció jugando a las canicas y ahora tiene Facebook como una de sus principales fuentes informativas. No juzgaré ninguna de las etapas como la mejor o la peor, es conveniente sólo marcarlas como diferentes. Dejando de lado los análisis sociales, económicos y políticos de los últimos años en esta ocasión sólo quiero invitarte a que en la medida de tus posibilidades DETENGAS.

Sí, es preciso de vez en cuando detenerte y pensar si esa vorágine informativa es conveniente, si los videos virales realmente se convierten en información valiosa o gestores de carcajadas; detén aquello que haga daño, aquello que no construya. Todo esto surge a partir de que me entero a qué niveles se puede llegar por tratar de obtener un fenómeno viral, y lejos de obtenerlo quedan en un parco intento que marca la vida de muchas personas, o al menos de una familia, o peor aún de alguien que conoces y a partir de esto no la pasa nada bien.

Alejados de fenómenos de casas que venden flores, de cantantes con sufridas realidades y de contenidos disponibles las 24 horas; siempre será importante tener en cuenta las diversas canastas donde todo el contenido de las redes es depositado. Existen desde mi muy personal óptica los contenidos cómicos; empáticos (sí, esos contenidos que te hacen comprobar que no eres el único que piensa lo mismo o que ha vivido determinada experiencia);  informativos (por favor verifica las fuentes no todo es de fiar); aspiracionales (aquí caben las recetas que celosamente guardas y nunca cocinas o aquellos proyectos que las mamás seguro guardan para hacer un innovador jardín zen con llantas usadas y ni tiempo tienen con 85 cuadernos que forrar a propósito del regreso a clases); y, así podremos encontrar cada quien muchísimas canastas hasta llegar al contenido basura o para alguien muy técnico la clásica “papelera de reciclaje” es ésta la que pretendo llenes con todo lo que no debe circular más.

Somos un canal importante de contenido, y digo canal puesto que carecemos de los derechos de autor de mucho de éste, de modo tal que no es de extrañarse que nuestros dispositivos están repletos de imágenes, frases y demás sonidos y videos que probablemente no tengan los requerimientos mínimos para contribuir a tu ánimo diario. ¿Recuerdan cuando sólo la cartera era nuestro almacén de imágenes? Sí, aquellos tiempos en los que se conservaba ahí alguna fotografía familiar, de boda, de los hijos y en caso de profesar la religión católica algún santo de especial devoción, la Virgen de Guadalupe o al menos el detente enemigo (que tal vez cobre un nuevo auge a partir de nuestro presidente electo). ¿Qué tal si volvemos a esos tiempos en los que el contenido vuelve a ser seleccionado cuidadosamente? ¿qué tantas imágenes quedarían en tu teléfono? ¿en cuántos grupos de mensajería (whatssapp para ser exactos) permanecerías aún? Si estás decidido a tomar el reto probablemente sea preciso comentarte la opción de que NO todos los contenidos que recibes por whatssapp sean almacenados en tu dispositivo; si ya eres usuario de esa herramienta, ¡felicidades! De lo contrario en la sección de ajustes podrás encontrar la solución a este problema. Una vez que hayas hecho esto comienza a definir tus propios criterios de almacenamiento, críbalo, y sobre todo conviértete en rompeolas cuando lo que se está transmitiendo lejos de humor negro llegue a dañar la vida de alguna persona, ten cuidado a veces el daño puede quedar más cerca de lo que tú imaginas. No pretendo sonar alarmista ni mucho menos, pero tal vez quien lea tus mensajes mañana por la mañana está esperando que te hayas tomando el tiempo de escribir de manera directa un: Buenos Días seguido de tu emoticón favorito, a que le reenvíes un famoso “piolín”, o algún “meme” para hacer referencia a algo no tan grato. Sé consciente y sé empático; respeta y sobre todo conviértete en transmisor de verdaderas y genuinas emociones.

Aprovecha la oportunidad que te da la tecnología de estar cerca de muchos, pero también aprovecha las oportunidades que ésta te da para eliminar, interrumpir, no difundir, no escuchar y sacar de circulación algún video, alguna frase o algún artículo que vaya más allá de “amar sus nuevas zapatillas”. Las campañas políticas que de tanto se quejaban ya terminaron, ¿estás seguro que el resto de “campañas” no te tienen también bastante harto?

Abraza, convive, tómate un café, haz esa llamada sorpresa, corta una flor del rosal de la abuela y llévasela a alguien para sorprenderle. La tecnología tiene límites y tú como persona no tienes límite al expresarte de manera espontánea para con los demás, conviértete en “influencer” al menos de tu círculo inmediato.

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El Heraldo de Saltillo
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