EDUARDO J. DE LA PEÑA
La legislatura federal que se instaló el miércoles y entra en funciones el primero de septiembre es histórica. Habrá que esperar sus integrantes estén a la altura de la circunstancia política en la que les ha tocado ser protagonistas.
La voluntad expresada en las urnas fue que el futuro presidente, Andrés Manuel López Obrador, tenga un Congreso a modo y eso entraña riesgos pues abre la posibilidad a todo tipo de excesos.
MORENA y sus aliados tendrán mayoría absoluta tanto en el Senado como en la Cámara de Diputados, y con ello podrán sacar adelante muchas de las reformas que ya ha planteado López Obrador y otras que se le vayan ocurriendo, porque parece ser ante eso estamos, ante el inicio de una nueva etapa de puntadas y ocurrencias.
Pero hay reformas, aquéllas que impliquen modificar la Constitución, para las que necesitarán una mayoría calificada, es decir dos terceras partes de los votos, y en la Cámara de Diputados no los tienen.
Para cambiar o derogar, por ejemplo, las reformas educativa y energética, López Obrador necesita el voto de al menos 333 diputados, y tiene a 303.
Es ahora cuando se entenderá el valor de los plurinominales. En la elección de julio MORENA y sus aliados ganaron en 220 de los 300 distritos, si ya no existieran los plurinominales, como se ha promovido en diferentes momentos, hoy tendrían el camino totalmente libre para cualquier cosa.
El bloque opositor a Morena podrá ser reducido, pero es el contrapeso más importante que existe y sus integrantes están ante el momento de mostrar su valor civil y compromiso con la patria. Están a prueba.
En la historia reciente hemos visto cómo quienes tienen la posibilidad de un voto decisorio lo mercantilizan o se van con los intereses partidistas. Necesitamos que hoy su conducta sea otra.
Coahuila tendrá tres representantes en la Cámara de Senadores, Armando Guadiana Tijerina y Eva Galaz, de MORENA; y Verónica Martínez, del PRI.
Los diputados federales coahuilenses son once, siete de ellos ganaron en sus distritos, tres compitieron por MORENA, Melba Farías, que hasta el año pasado era priista; Francisco Borrego, y José Ángel Pérez, que va de partido en partido; dos por el PAN, Luis Fernando Salazar y Evaristo Lenin Pérez, que la juega según le convenga; y dos por el PRI, Martha Garay y Fernando de las Fuentes.
MORENA tendrá además dos plurinominales coahuilenses, Miroslava Sánchez y Diego Del Bosque Villarreal; el PAN a Silvia Garza Galván, y el PRI a Rubén Moreira Valdés.
Todos, los catorce, tienen sus activos y pasivos, pero no es sano descalificarlos en automático, más allá del beneficio de la duda habría que darles un voto de confianza, pues tanto los morenistas como los opositores tienen la oportunidad de mostrar su estatura moral.
Un voto de confianza que sin embargo no debe ser un cheque en blanco, como sociedad nos corresponde vigilar y acompañar el desempeño de los legisladores, estar informados de lo que les está tocando resolver, hacerles sentir lo que interesa y conviene al estado y al país, y exigir congruencia en la votación con esos intereses, con ningunos otros.
Estos legisladores saben lo que vale su voto, y saben también que tienen la posibilidad de en tres años ser reelectos, que nos demuestren desde el primer día que lo merecen.
Pero no todo está en ellos, si nos desentendemos van a hacer lo que quieran.
–o–
En temas locales, hay dos que no hicieron mucho ruido pero deben tenerse presentes.
Según filtraron, de los nuevos legisladores priistas, Fernando de las Fuentes será el enlace con el gobierno de Coahuila, una especie de coordinador del grupo, en el que hay cuatro, tres diputados, uno de ellos ex gobernador, y una senadora.
Y el segundo tema, la diputación permanente votó el martes por unanimidad que la Auditoría Superior del Estado investigue y sancione por el adeudo en participaciones a los Municipios correspondiente a los años 2016 y 2017. Es decir, lo que quedó a deber el gobierno estatal anterior.
No es un asunto menor, independientemente del monto del adeudo que no está precisado, aquí hay dos aspectos importantes, primero se tiene que cubrir con intereses lo que no se haya pagado, y, segundo, hay lugar a sanciones, además tendría que aclararse a qué destinó entonces el gobierno estatal esos recursos y por qué.
Los encargados de los tambores de guerra siguen ensayando. Quedito, pero se escuchan cada semana.
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