HÉCTOR A. GIL MÜLLER
Muchos y muy buenos libros se han escrito, todos ellos entregan más de lo que reciben. Nos quitan tiempo de vida, pero nos dan tiempo de otras vidas.
Escribió el Quijote, cuando aconsejaba a Sancho antes de gobernar la ínsula; “Sancho; atento a este tu catón, que quiere aconsejarte y ser norte y guía que te encamine y saque a seguro puerto de este mar proceloso donde vas a engolfarte”
Y a partir de ello, expone tantos consejos que ha sido imposible numerarlos, porque hay cosas que se numeran en papel y otras que se numeran en el entendimiento, pero alertando que los oficios y grandes cargos no son otra cosa sino un golfo profundo de confusiones, le dice a su fiel escudero; “Haz de temerle a Dios, porque en ello está la sabiduría. Haz de poner los ojos en quien eres, procurando conocerte a ti mismo, que es el más difícil conocimiento que puede imaginarse, del conocerte saldrá el no hincharte como la rana que quiso igualarse con el buey. Hallen en ti más compasión las lágrimas del pobre, pero no más justicia que las informaciones del rico.”
La sabiduría de la locura del Quijote sigue siendo norte guía aun hoy, y así como seguimos envidiando sus andanzas, podemos aplicar sus usanzas.
Atento Presidente que como todos los funcionarios debe creer en el superlativo de su propia función, así como ridículo sería que un juez no creyese en la justicia, el gobernante debe creer en la democracia, en la justicia, en la legalidad, en la participación y en tantos otros que se convierten en los puntales sobre los que seguimos construyendo el futuro.
Atento Presidente, que definirse no es remar contra la corriente, implica conocerse y estar seguro del rumbo que es timonel de nuestras acciones, la vertical de las acciones debe ser congruente con lo que ha construido su propia figura. La constancia y la claridad con la que prometió que la corrupción será atacada.
Tomar por medio a la virtud implica dirigir cada acción y decisión a buscar el bien mayor abucheado o vitoreado. Y con ello deberá cumplir con su democrática profesión, de aconsejar y decidir bien incluso por quienes mal le quieren, que no se gobierna solo a votantes, sino a todos.
Bien se ha dicho que el capital no tiene patria, tiene interés, la prosperidad requiere la sana conjunción de un entorno de justicia y seguridad, pero también de inversiones de quienes cuentan con los recursos para generar más.
Atento Presidente, que una persona exitosa es aquella que combina la inteligencia social, el control ante el miedo y la percepción del entorno, y así deben ser las decisiones económicas, inteligentes sabiendo que su fruto debe ser delicioso y consumido por toda la sociedad, según el esfuerzo que cada uno ha puesto, en un mundo de especulaciones controlar el miedo es la mayor competencia de los tomadores de decisiones económicas. Sea cauto, pues así no se produce tropiezo y se entiende el escenario para hacer frente al presente y prepararnos al futuro.
Yo Soy Héctor Gil Müller, y estoy a tus órdenes.
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