El cambio climático impacta no solo al medioambiente sino también a la economía

(Xinhua/Li Ying) 

Nueva York.– Olas de calor que hacen aterrizar aviones. Mares crecientes que inundan zonas costeras. Incendios forestales que consumen ciudades enteras y cubren la Costa Oeste de Estados Unidos de humo.

El cambio climático está teniendo un impacto real, no solo en el medioambiente sino también en la economía. Y un creciente cuerpo de investigación de economistas y científicos del tiempo muestra que el clima extremo pesará sobre el crecimiento económico aún más en el futuro. Pero casi ningún modelo de previsión económica dominante toma eso en cuenta; una omisión que según algunos economistas podría afectar la precisión de las predicciones económicas en el futuro.

Expansión publicó en su sitio web que el estudio más reciente para cuantificar el impacto económico de las emisiones de carbono que estimulan el cambio climático fue presentado la semana pasada en un informe del Banco de la Reserva Federal de Richmond.

Al evaluar el desempeño de las economías estatales en años anteriores, el informe encontró que cada aumento de un grado en las temperaturas promedio del verano disminuye el crecimiento de la producción anual a nivel estatal en entre 0.15 y 0.25 puntos porcentuales.

Eso tiene un efecto de bola de nieve con el tiempo. Si no se toman medidas significativas para frenar las emisiones, el crecimiento económico de Estados Unidos será un tercio más bajo de lo que hubiera sido a fines de este siglo, o antes, si el calentamiento se acelera aún más rápido de lo que los científicos anticipan actualmente.

Estos son los hechos que prueban que el cambio climático es una realidad

Teóricamente, eso significa que los estadounidenses serán más pobres y tendrán un nivel de vida más bajo como resultado (además de las disrupciones generales en la vida diaria causadas por eventos climáticos extremos).

La naturaleza a largo plazo de esos efectos es la razón por la cual la mayoría de los analistas de Wall Street no se obsesionan con el cambio climático como lo hacen con el impacto de los recortes de impuestos o aranceles, los cuales tienen efectos relativamente grandes a corto plazo que se disipan con el tiempo.

(Xinhua/Scott Julian) 

“La mayoría de esos estudios observan el crecimiento a 50 años a futuro o incluso más”, dice Michael Feroli, economista en jefe de JPMorgan en Estados Unidos, en referencia a la investigación sobre el cambio climático. “Nuestro pronóstico actual se extiende hasta finales de 2019”.

Sin embargo, algunos de los pronósticos más observados abarcan más tiempo. La Oficina de Presupuesto del Congreso (CBO, por sus siglas en inglés), por ejemplo, hace proyecciones por lo menos para la próxima década. Durante ese periodo, el impacto del clima sobre el crecimiento podría ser significativo.

“A través de la belleza —o en este caso, la fealdad— de las tasas de interés compuestas, incluso un pequeño golpe a las tasas de crecimiento podría tener enormes consecuencias económicas en el futuro”, dice Gernot Wagner, un economista de energía que ocupa varios puestos en la Universidad de Harvard.

“Y, lamentablemente, cuanto más descubrimos, más parece que los daños climáticos, efectivamente, afectan la productividad y, por lo tanto, las tasas de crecimiento económico”.

El director de la CBO, Keith Hall, dijo en una audiencia del Comité de Presupuesto del Senado el año pasado que, aunque sí tienen en cuenta los pronósticos climáticos al evaluar los gastos federales como el Programa Nacional de Seguros contra Inundaciones, la agencia cree que los efectos económicos globales del cambio climático no son significativos dentro de su ventana de pronóstico de diez años.

Además, el panorama a largo plazo de la CBO para 2016 plantea que los efectos son aún muy inciertos e incluso pueden ser positivos en algunas partes del país.

El Comité Federal de Mercado Abierto, que fija la tasa de fondos federales, hace proyecciones oficiales a aproximadamente cinco años. Pero los funcionarios de la Fed a menudo hablan de perspectivas de crecimiento a más largo plazo, y también tienen que pronosticar las conmociones relacionadas con el clima a más corto plazo.

A principios de este año, cuando el senador Brian Schatz lo presionó acerca de los enormes costos impuestos por los huracanes y los incendios forestales en 2017, el presidente de la Reserva Federal, Jay Powell, respondió que no tomaron en cuenta el cambio climático en sus cálculos para ambos eventos.

“El cambio climático es algo que se confía a otras agencias”, dijo Powell durante la audiencia de política monetaria del Senado.

“Tenemos responsabilidades particulares, herramientas particulares, tasas de interés, supervisión, vigilancia del sistema financiero, simplemente no está claro que realmente esté en nuestro ámbito”.

Investigaciones recientes han encontrado que el cambio climático impacta la economía a través de muchos canales. Existe el efecto obvio en la agricultura, a medida que los agricultores luchan por superar las amenazas cambiantes de insectos, enfermedades, las primaveras tempranas y la sequía.

Pero el aumento de las temperaturas también deprime la productividad laboral, debido a que los trabajadores de la industria y la construcción no pueden hacer tanto en condiciones de calor extremo. El comercio minorista también sufre un golpe debido a que los consumidores están menos dispuestos a comprar cuando sube el mercurio.

De alguna manera, el impacto del cambio climático en la economía de Estados Unidos es similar al efecto del envejecimiento de la población estadounidense, que también se espera que lastre el crecimiento en el largo plazo, un fenómeno mejor entendido que la Fed y la CBO incorporan en sus pronósticos a largo plazo.

Esa conexión fallida es frustrante para Susan Joy Hassol, directora de una organización sin fines de lucro llamada Climate Communication que busca aumentar la conciencia pública sobre el calentamiento global. Ella piensa que se debe parcialmente al hecho de que los economistas y los científicos a menudo operan en diferentes silos académicos, lo que mantuvo a la economía del cambio climático como un nicho de campo hasta hace poco.

Pero los defensores del cambio climático también se han enfocado históricamente en cómo el cambio climático afecta el mundo natural —pensemos en los osos polares— en lugar de en cómo afecta los bolsillos de las personas.

En cambio, los conservadores han dominado el argumento económico al decir que las medidas drásticas para frenar el calentamiento, como la imposición de un impuesto a las emisiones de carbono, serían más costosas que lidiar con cualquier efecto potencial en el futuro.

Y eso, de acuerdo con Hassol, simplemente no es cierto.

“Cada análisis que se ha hecho de esto muestra que la acción es mucho más barata que la inacción, y hay una carrera mundial por la energía limpia que actualmente estamos perdiendo, y eso es malo para nuestra economía”, dice Hassol. “Tenemos que sacar esto del marco ambiental y científico, porque creo que es, ante todo, una historia económica”.

El gobierno de Barack Obama había logrado avances en la conexión del clima con la economía, al emitir una serie de informes y también refinando una métrica llamada “costo social del carbono”, que era utilizada para calcular los costos y beneficios de las regulaciones propuestas.

La Oficina de Responsabilidad Gubernamental, que responde al Congreso, continúa advirtiendo sobre el riesgo que representa el cambio climático para los ingresos federales.

Ola de calor en Japón. (Xinhua/Du Xiaoyi) (jg) (ah)

Pero el trabajo sobre el clima casi ha cesado bajo el gobierno de Donald Trump, que el año pasado disolvió un grupo que calculaba el costo social del carbono y archivó el sitio web de la Agencia de Protección Ambiental (EPA, por sus siglas en inglés) sobre el tema.

Sin embargo, la investigación sobre la conexión entre el clima y la economía está avanzando en un sorpresivo lugar: el sector privado. Las compañías de seguros, por ejemplo, integran cada vez más las proyecciones climáticas en sus ofertas de cobertura. Cientos de grandes compañías globales se han sumado a un esfuerzo por incorporar la exposición al clima en sus reportes financieros.

Las agencias de calificación, como Standard & Poor’s, consideran el cambio climático al evaluar el riesgo de crédito. Los economistas académicos y gubernamentales, mientras tanto, han comenzado a utilizar datos financieros para evaluar el impacto del cambio climático en las valoraciones de los activos.

“Creo que lo que faltaba hasta hace unos años era una evidencia más convincente de que el cambio climático podría, a corto plazo y a largo plazo, tener grandes efectos en la economía”, dice el profesor de Economía de la Universidad de Carolina del Norte Riccardo Colacito, quien es coautor del reporte de la Fed de Richmond.

“Eso crea un incentivo muy grande para que los economistas financieros que no tienen experiencia en ciencia climática comiencen a llenar ese trasfondo olvidado”.

Colacito muestra un estallido de interés en los impactos del cambio climático en 2014, cuando la presidenta de la Reserva Federal, Janet Yellen, atribuyó un aluvión de trimestres mediocres a un invierno inusualmente duro, que según los científicos también será más común en los próximos años.

Si el clima pudo llevar a la Reserva Federal a revisar las estimaciones de crecimiento económico en el pasado, es posible examinar más de cerca lo que significará un cambio climático en el futuro. (EXPANSIÓN)

 

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