Mantienen la flora y fauna silvestres, y representan la posibilidad de mitigar problemas ambientales en las siguientes décadas, destacó Gerardo Ceballos, del Instituto de Ecología de la UNAM
Ciudad de México.- No hay posibilidad de incrementar el bienestar de los mexicanos si no contamos con áreas naturales protegidas y parques nacionales en óptimas condiciones, pues son fundamentales para mantener la flora y fauna silvestres, la vegetación natural, el clima y los servicios ambientales, como la calidad y cantidad del agua.
Además, son necesarios para evitar el impacto de fenómenos naturales y enfrentar el cambio climático; por ello, “es fundamental que entendamos que son nuestro seguro de vida a largo plazo. Enfrentamos el periodo más complicado en la historia de la humanidad en cuanto al tema ambiental, sólo comparable en magnitud con la posibilidad de un holocausto nuclear mundial”, afirmó Gerardo Ceballos González, Investigador del Instituto de Ecología (IE) de la UNAM.
El problema es muy grave, tanto que es factible que exista un colapso de la civilización en las siguientes dos o tres décadas si no se mantienen esos espacios de conservación, advirtió.
El universitario afirmó que al contar con áreas naturales protegidas mantenemos nuestra flora y fauna silvestre, y con ello la posibilidad de pasar a las siguientes décadas con menos problemas ambientales.
Parques nacionales
Los parques nacionales son sitios destinados a conservar la riqueza biológica, y existen en todo el mundo. “Entre 1800 y 1900 se preservaba principalmente la belleza escénica, los picos nevados, las altas montañas, que por lo general no tienen tanta biodiversidad, pero la conservación y sus métodos han evolucionado, y ahora los parques nacionales protegen regiones de alta diversidad biológica”.
Con la Reforma Agraria, en México se repartió toda la tierra y el Estado se quedó sin espacios para la conservación. Por eso, en la década de 1970 se establecieron otras categorías de áreas protegidas, como las reservas de la biósfera, en donde se ha buscado compaginar la conservación con el desarrollo de las comunidades rurales, dueñas de esas tierras.
Así, la Ley General del Equilibrio Ecológico determina la existencia de diferentes sitios destinados a la conservación: parques nacionales, reservas de la biósfera, áreas de protección de flora y fauna y santuarios, entre otros.
Actualmente, en nuestro territorio hay alrededor de 186 áreas naturales protegidas y 18 parques nacionales. De estos últimos, algunos son propiedad del Estado, como el del Pico de Orizaba y San Pedro Mártir. Otros como el Nevado de Toluca y el Popocatépetl son propiedad de ejidos, comunidades rurales o propiedades privadas.
Por ser parques nacionales, quienes viven dentro y alrededor de ellos no pueden practicar actividades productivas como la ganadería, el pastoreo, la silvicultura o la tala, lo que provoca que éstas se lleven a cabo de manera clandestina e inadecuada para la preservación, dijo.
Un parque nacional, explicó, es un lugar donde no debe haber actividad humana, excepto las que se requieren para su mantenimiento: investigación o acciones de conservación. Este trabajo es desarrollado por universidades y organizaciones de la sociedad civil, y van desde estudios de calidad del agua, tipos de suelo, fauna, flora, el estatus de las especies silvestres e inventarios de fauna y flora, hasta el impacto de las actividades humanas y alternativas de uso del suelo.
Si cambia su categoría a área de protección de fauna y flora, es factible realizar actividades que bien trabajadas pueden ser benéficas para los locales, comentó.
“Nuestro grupo de trabajo en la UNAM propuso el cambio de categoría del Nevado de Toluca, porque encontramos que era una necesidad importante, y a partir de su recategorización en área de protección de flora y fauna, se han recuperado más de seis mil hectáreas de bosque que estaban destinadas a la agricultura. Muchas otras hectáreas ahora están destinadas a actividades productivas legales, compatibles con la conservación”.
Gracias a las investigaciones, se ha podido difundir la importancia de la conservación de la biodiversidad biológica para el bienestar humano. Hay sectores de la población involucrados en acciones como dejar de usar plástico y jabones que contaminan, y apoyar la conservación de parques y reservas cercanos a sus casas, entre otras, concluyó. (UNAM)
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