PLAZA CÍVICA

 FERNANDO NÚÑEZ DE LA GARZA EVIA

Llegaron la UNAM/IPN: por mi raza, por mi Patria

Se avecinan nuevos tiempos para México. En un contexto internacional de cambios tectónicos, México se inserta en esa dinámica mundial reflejado en la victoria apabullante de un movimiento político, la derrota aplastante de los partidos tradicionales, el viraje hacia la izquierda económica y el conservadurismo cultural. Y aunque menos visible, este profundo cambio también se comienza a reflejar en el linaje universitario de las entrantes élites políticas/técnicas.

La historia económica mexicana -y hasta cierto punto, la historia política- de las últimas décadas se puede resumir en dos grandes periodos, claramente distinguibles: de “nacionalismo-revolucionario” (1934 – 1982) y de “neoliberalismo” (1982 – 2018); los postulados económicos que los diferencian han sido ya ampliamente documentados. Sin embargo, las universidades de egreso de sus respectivos cuadros es una característica menos comentada aunque muy discernible: en el primer periodo imperaron aquéllos egresados de universidades públicas, y en el segundo aquéllos de universidades privadas. Y si estamos ante un viraje de izquierda en la política económica del país aderezado de nacionalismo, de esperarse que muchos de los nuevos liderazgos públicos hayan sido formados en casas de estudio públicas.

Los fundadores, propósito de nacimiento y lemas de las respectivas universidades públicas y privadas nos dicen mucho; digamos que son el ADN universitario, y que como todo ADN, es hasta cierto punto innegable e imborrable. Tomemos dos ejemplos paradigmáticos de cada caso.

La Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y el Instituto Politécnico Nacional (IPN) fueron fundadas por el gobierno bajo la condición urgente de crear cuadros técnicos que sirvieran a un país recién salido de la hecatombe de la Revolución (aunque en el caso de la UNAM, su fundación se puede rastrear a la Real y

Pontificia Universidad de México en 1551). El lema de la máxima casa de estudios lo dice todo: “Por mi raza hablará el espíritu”, escrito por el gran José Vasconcelos. En el caso del IPN, su lema es: “La técnica al servicio de la Patria”. Nótese en ambos lemas dos palabras que hablan de su visión comunitaria (izquierda): “raza”, ”Patria”.

Por otra parte, el Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM) y el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey (ITESM) fueron fundados por empresarios bajo la condición de crear cuadros técnicos, pero para satisfacer en gran medida las necesidades del sector privado. El lema del ITAM es: “Por un México más libre, más justo y más próspero”. Aquél del ITESM es: “Espíritu emprendedor con sentido humano”. Nótese en ambos lemas dos palabras que hablan de su visión empresarial (derecha): “libre”, ”emprendedor”.

Si las élites del nacionalismo revolucionario tenían sus estudios en universidades públicas, y aquéllas del neoliberalismo estudiaron en universidades privadas y contaban con posgrados en el extranjero, hay una tendencia a que las élites entrantes de izquierda hayan estudiado en universidades públicas nacionales, pero posean estudios de posgrado en el extranjero. Los cuadros que salen y aquéllos que entran en la SHCP son un ejemplo de lo anterior. ¿Hacia la medianía aristotélica?

Los pasados gobiernos mexicanos acertaron al crear universidades públicas, y la iniciativa privada mexicana acertó al crear universidades privadas, porque lo que urge en México son instituciones y cuadros altamente preparados que sirvan en ambos sectores. Desconozco si las marcadas diferencias ideológicas entre ambos tipos de universidades en México (con sus sanas excepciones) sea un fenómeno observable también en países desarrollados, aunque sospecho que es algo más mexicano, reflejo de nuestra desigualdad social. Dicho eso, en estos momentos se necesitan cuadros preparados que atemperen los impulsos populistas de AMLO, que promuevan una política económica enfocada en la pobreza/desigualdad, que tengan como visión la construcción de Estado, y que posean sanas dosis de nacionalismo. Y ésa sí tiende a ser una visión de la UNAM/IPN.

 

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@FernandoNGE

 

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El Heraldo de Saltillo
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