SERGIO ARÉVALO
FIESTA
Yo no puedo recordar mis idas al cine durante mi infancia con mi familia sin que el olor de torta invada mis pensamientos un “psstzz” de la lata de refresco que papá se metió en la sudadera. Jamás olvidaré las ocasiones en la que mamá por cumplir con nuestras ganas de disfrutar del séptimo arte se quedaba dormida a mitad de la función, después claro de acabarse sus respectivas palomitas y hotdog que según ella los del cine son más ricos que en cualquier otra parte.
Con el fin de reconocer el aporte cultural de la producción cinematográfica nacional y promover estímulos para la industria, la Secretaría de Gobernación público el año pasado en el Diario Oficial de la Federación el decreto por el que se declaró el 15 de agosto de cada año como “Día Nacional del Cine Mexicano”.
El cine en México llegó este agosto a su 122 aniversario atrapado en un mundo de contradicciones: por un lado, la producción, la calidad del cine nacional y la asistencia a películas mexicanas están en uno de sus mejores momentos (aunque no parezca) y existe un “boom” (entre comillas por aquello de la incredulidad) de público en salas comerciales; por otro, industria, creadores e instituciones no alcanzan un consenso sobre una mayor exhibición de filmes nacionales además de un retraso considerable del lanzamiento de las películas, llegando a la exageración que los niños ya son adolescentes cuando el film al fin ve la luz.
Agosto, sin duda, es el mes del cine en México. El 6 de agosto de 1896 se presentó el cinematógrafo ante Porfirio Díaz en el Castillo de Chapultepec, el 14 de agosto de ese año se dio la primera función pública en el sótano de la droguería Plateros, en la calle plateros (hoy Madero) y un día después, el 15, se proyectó la primera función para público general, con boleto pagado (50 centavos). A ello habría que añadir que Emilio Indio Fernández murió un 6 de agosto (1896), Ismael Rodríguez falleció el 7 (2004), Columba Domínguez el 13 (2014); y Dolores del Río (no, no es un medicamento naturista) nació el 3 (1904).
¿Tenemos algo que celebrar? ¡Claro! Que mexicano no lleva en el corazón las lagrimas que soltaron al ver a Pedro Infante gritar ¡Torito! En una de las tantas veces que la abuela puso la película, o quien no recuerda los comentarios escandalizados por el lenguaje obsceno que utilizaban en “Amores Perros” indignarse por el cuasi trio en “Y tu mamá también” o estar orgulloso del crecimiento del cine nacional con filmes como “Nosotros los Nobles”.
No estamos olvidados en el mapa del cine somos tierra de grandes directores que tienen ya un reconocimiento internacional como Alfonso Cuaron, Guillermo del Toro y Alejandro González Iñárritu, la internacionalización de actores como Diego Luna, Gael García y Salma Hayek y la increíble carrera de Emmanuel Lubezki sin olvidar que estados como Durango fueron lugares predilectos para la grabación de películas por sus escenarios inigualables.
México es uno de los 20 países con mayor producción de películas en el mundo. Es buen momento para recordar el largo camino de la industria cinematográfica mexicana, a sus grandes creadores y a las joyas del cine nacional. Una buena excusa para juntarnos para disfrutar del séptimo arte. Recordemos que la vida es como una película donde ustedes eligen el género.
Autor
Otros artículos del mismo autor
- TECNOLOGÍA22 noviembre, 2024Principales Características a Buscar en un Software de Gestión de Riesgos
- EL MUNDO22 noviembre, 2024Cómo Elegir el Mejor Casino en Línea: Lo Que Hace Único a Pin-Up Casino
- EL MUNDO22 noviembre, 2024PlayDoit Casino y su Compromiso con la Seguridad de los Jugadores
- MEXICO22 noviembre, 2024Reseña de la tragaperras «Fortune Dragon» en Bbrbet Casino
Los comentarios están cerrados.