Cuando hace algunos años los saltillenses empezaron a probar los dulces que vendían en una canasta, luego de asistir a misa en Catedral o caminar por la Plaza de Armas, preguntaron sobre su procedencia –ante lo delicioso de aquel dulce manjar- y el vendedor solo atinaba a decir que eran de la de Salazar.
Así, los ahora famosos Dulces Salazar adoptaron el nombre de la calle en la cual se instalaron, y en la que permanecen hasta la fecha. Aunque más de uno han pensado que el nombre se debía al apellido de la familia.
Pero la historia comienza muchos años atrás, cuando allá por 1890 el señor Julián Clemente Lozano empezó con la elaboración de dulces tradicionales o dulces de leche en Saltillo. Él había llegado a la ciudad proveniente de San Luis Potosí.
Don Celemente dio pie para la creación de dos negocios del mismo giro “Dulces Lozano” y “Dulces Salazar”.
Dulces Salazar, ubicados en la calle del mismo nombre, número 455, comenzó a tomar fama cuando doña Maria de la Luz Lozano estuvo al frente del negocio. La hija de don Julián Clemente aprendió bien las recetas de su padre e incluso las perfeccionó, ganándose de inmediato el gusto de los clientes, quienes ya no esperaban a que el vendedor llegara con su canasta, sino que comenzaron a visitarla en su pequeña fábrica de dulces.
La estafeta la tomó después la nieta de don Julián, e hija de María de la Luz, María Bertha Rodríguez Lozano, y actualmente, ya es la cuarta generación la que se encarga de mantener vigente la tradición dulcera, a cargo de José Ángel de la Cruz Rodríguez.
Todos los días, a eso de las 8:00 de la mañana llega Jaime hasta la fábrica de Dulces Salazar, al sur de la ciudad, cargando varias decenas de litros de leche bronca que ordeña en su establo. Jaime ha sido el lechero oficial de Dulces Salazar desde que doña María de la Luz vivía.
Luego vierten la leche en unos cazos de cobre grandes, mientras menean con un cucharón de madera y cuelan. El calor adentro de la fábrica es tremendo.
Diariamente hierven alrededor de 75 litros de leche, pero en época navideña suelen ser hasta 400 litros diarios.
Tras un largo procedimiento, en el que se cuida cada paso, se obtienen los dulces que después se ofrecen en la calle Salazar: obleas con cajeta; glorias; jamoncillo; rollo de nuez por afuera; rollo de nuez por dentro y rollo especial, con nuez adentro y afuera. También los famosos conos de cajeta y el queso de nuez.
Y cómo olvidar al famoso ‘abuelo’, un dulce en forma de pirámide cilíndrica, que fue creado por el mismísimo Don Clemente. El nombre se le quedó por casualidad, pues cuando los nietos preguntaban por el abuelo, les contestaban que estaba haciendo su dulce, por eso lo bautizaron de esa forma.
Este dulce llegó después a Parras de la Fuente, en donde se convirtió en uno de los más vendidos, gracias a que una trabajadora de Dulces Salazar exportó el nombre y la receta.
Pero también, y no menos importantes, están las cocadas, los dulces de tamarindo, los de higo con nuez y los ates de membrillo. Todos preparados diariamente por unos verdaderos ‘artesanos del sabor’.
‘Cada dulce, un recuerdo’, reza el slogan de Dulces Salazar a la entrada del establecimiento, por eso, personajes de talla nacional e internacional han querido llevar un recuerdo de Saltillo en un dulce de los de Salazar.
De este lugar han salido pedidos que después fueron entregados a tres Papas: Juan Pablo II, Benedicto XVI y Francisco. También, el mismísimo Luis Miguel mandaba a comprar una buena dotación de dulces a Saltillo, pero que fueran de los Salazar.
Dice José Ángel de la Cruz, la cuarta generación, que en una ocasión una persona llegó a querer comprar 40 jamoncillos, y como en ese momento no los tenía en existencia, le pidió prórroga hasta el otro día a las 9:00 de la mañana para entregárselos. Cuando los tuvo en sus manos, aquella persona le dijo que eran para un grupo de Senadores que se reunirían en la Ciudad de México.
Al pequeño local de la calle Salazar #455 han llegado desde los integrantes de Camila, hasta Alejandro Camacho y Tere ‘La Secretaria’. Y también llegaron los dulces hasta el estudio del mítico Raúl Velasco, quien dio a conocer los dulces típicos de Saltillo en su programa ‘Siempre en domingo’.
Dulces Salazar se ha mantenido por 128 años en el gusto de los saltillenses, y aunque ha habido momentos difíciles, como cuando a la muerte de doña María de la Luz se posesionaron del primer local e intentaron quedarse con el nombre, los herederos originales de la tradición y receta dulcera han sabido mantenerse.
Los Dulces Salazar pueden ser adquiridos en su tradicional local, ubicado en la calle Salazar, número 455, unas cuadras al sur de la Alameda, atendido desde hace 14 años por Guadalupe García; o en su sucursal en la colonia Los Pinos, en el bulevar Moctezuma.
(TEXTO: JOSÉ TORRES | FOTO: HARUMI KAWASAKI)
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