BETO MORALES
Estamos en plenas vacaciones disfrutando de las últimas semanas que quedan de este verano, y hoy veremos un tema que nos importa, creo yo, a todos los saltillenses.
Hace ya 16 años comencé en esta grandiosa profesión del periodismo, la cual en mis inicios, tuve la oportunidad de cubrir la sección deportiva en diferentes espacios de televisión, me tocó recorrer y conocer muchos rincones de Saltillo, Coahuila y desde luego de México (aunque en este caso no fueron muchos). Uno de los trabajos que más disfrute fue la cobertura a los Saraperos de Saltillo, con quienes me tocó viajar, seguirlos primero en 2004 a la final de zona contra los pericos del Puebla, para así vencerlos y llegar a la final con los piratas de Campeche, y ahí termino el sueño de la nave verde en ese año. De aquel año recuerdo la pasión con la que la afición vivía a su equipo, el interés que la ciudad entera tenía por sus Saraperos inolvidables, las caras y amigos que en aquel tiempo logre cosechar, gracias al beisbol.
Hoy es lamentable lo que sucede con los Saraperos de Saltillo, y aunque esta no es una columna deportiva, decidí escribir sobre esto debido a la gran cantidad de gente que me ha hecho llegar sus mensajes, los cuales agradezco, y a los comentarios que he recibido en torno a este tema.
Un equipo descuidado en el olvido, y de todas todas, no solo en su plantel, sino en su estadio y en su afición.
Con esta nueva modalidad de 2 torneos, a los Saraperos le ha beneficiado en números deportivos, y es que hoy se encuentran en sexto lugar de la Zona Norte, con 11 ganados y 12 perdidos, con una racha ganadora de 4 series consecutivas solo por debajo de Sultanes, Aguascalientes, Tijuana y Monclova.
Ahí van a regañadientes, pero ahí van, y es que han sufrido muchos temas que hoy platicaremos, primero la salida de jugadores estrellas como Jonathan Aceves, y es que este se encontraba ya en el tope salarial de la liga. $200,000 pesos mensuales, y sin más ni más, de una día a otro le dieron las gracias sin ninguna explicación, situación que, por supuesto, incomodó al jugador, pero no a la directiva. Y es que con ese presupuesto fácilmente puede cubrir el sueldo de 2, 3,4, o hasta 5 jugadores de media caña.
La falta de infraestructura en el interior del plantel es evidente, es cierto que no funcionan las lavadoras para los uniformes, es cierto que hay falta de agua en los vestidores, es cierto que les deben a los jugadores. Ya se logró un arreglo con el pago retroactivo de algunas quincenas, no solo una, ya van varias, con los jugadores, por ello la falta de compromiso y rendimiento también; apenas el jueves de la semana pasada se les cubrió una parte del sueldo pendiente que se tiene con todo el plantel.
Y el estadio descuidado, abandonado, sin alma, sin vida, sin motivación, el descuido del aficionado ha llevado a tener las butacas vacías, los incrementos sin razón de ser en los precios del boletaje, cuando antes un bleacher o lateral costaba $15 pesos, hoy cuesta lo mismo que un lugar general en zona A y C, $60 pesos, las familias saltillenses que disfrutan del beisbol desde esos lugares no pueden costear eso, ni mucho menos los precios tan elevados que se tiene de los productos al interior del estadio.
¿A dónde voy con todo esto?
1.- Es sabido por muchos que el actual dueño del equipo, Nerio Rodríguez, hoy por hoy se encuentra algo delicado de salud, a lo cual, como cualquiera lo haríamos, primero nuestra salud y luego lo demás.
2.- No hay realmente una guía en el equipo, no se sabe si Rodolfo Ruiz Cabello es el que manda, o el famoso “Contador”, que nadie sabe su nombre ni conoce aún.
3.- No hay recurso económico, ni para la nómina ni para el estadio, mucho menos para promociones, difusión e identidad del equipo con la ciudad.
Yo le propongo a los dueños de los Saraperos el poner a la venta el equipo para alguien que realmente esté interesado, primero que nada en el equipo, el deporte, y por supuesto, en el negocio.
Dejar el camino a gente joven, con experiencia e ideas frescas, puede ser la salida para rescatar al equipo de Saltillo.
Ahí está el empresario Roberto Cabello Elizondo, quien durante 23 años al lado de su padre, Don Javier Cabello Siller, han llevado el nombre de Saltillo y Coahuila a otros niveles con la carrera 21K, la mejor carrera de México.
¿Por qué no darle oportunidad a este tipo de empresarios con visión, con conocimiento, con olfato de lo que la gente quiere, lo que la gente siente, para estar al frente de un corazón de Saltillo, como lo es Saraperos?
Se extrañan aquellas series con estadios llenos, familias enteras disfrutando, la raza echando cheve, las de las semillitas, el chicharrón de pescado, los chicharrones con salsa, las hamburguesas del gordo, y todo el ambiente que por generaciones se ha vivido en el Estadio Francisco I. Madero. Es ahora cuando se puede.
¡Vamos Saraperos!
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Twitter @betomorales_
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