Con ocasión de la celebración del Día Mundial contra la Trata este lunes, expertos de la ONU recuerdan que los migrantes y los refugiados son personas vulnerables que necesitan ser protegidas y sus derechos humanos deben ser salvaguardados, tarea que compete a los Estados. Mientras, las agencias especializadas han informado de que la mayor parte del tráfico de personas sucede a través de puntos fronterizos oficiales y de que los niños son los más vulnerables ante este crimen.
“La trata de personas adopta muchas formas y no conoce fronteras”, advierte el Secretario General de las Naciones Unidas António Guterres en su mensaje a propósito del Día Mundial contra la Trata que se celebra este 30 de julio.
“Demasiado a menudo, los traficantes de personas actúan con impunidad, y sus delitos no reciben la atención suficiente. Esto no puede seguir así”, añade Guterres.
Al llamado del Secretario General se suma la voz de la relatora especial contra el tráfico de personas, quien señala que “los Estados alrededor del mundo deben actuar para mejorar sus esfuerzos en prevenir y combatir” este flagelo, asegurando que «las víctimas y potenciales víctimas deben ser consideradas y tratadas como titulares de derechos humanos”.
En una declaración, Maria Grazia Giammarinaro afirma: “muchas personas víctimas de los traficantes son migrantes, entre ellas refugiados y solicitantes de asilo, que han decidido abandonar su país por diversas razones, como por ejemplo conflictos, desastres naturales, persecución o pobreza extrema. Han dejado atrás su red de protección social y son particularmente vulnerables al tráfico y la explotación”.
La experta señala que existe actualmente “una atmósfera política envenenada antinmigración” en la que “a menudo los migrantes son descritos como una amenaza, cuando en realidad contribuyen a la prosperidad de los países de acogida en los que viven y trabajan”.
En este contexto, el discurso contra la trata a menudo se usa indebidamente para justificar políticas de migración restrictivas y acciones que llevan a un retroceso: “Defender los enfoques xenófobos y racistas, así como la violencia, el odio y la discriminación, es un deber moral que está en el poder de todos”, asegura la relatora.
La solidaridad se criminaliza
No sólo son los migrantes y refugiados el blanco de tales discursos, los defensores de los derechos humanos y las organizaciones de la sociedad civil son “criminalizados y aislados” por su solidaridad con las víctimas.
En todo el mundo, las organizaciones de la sociedad civil desempeñan un papel fundamental para salvar vidas y proteger a las personas de la trata, durante las operaciones de búsqueda y rescate, y al llegar a los países de tránsito y de destino. “Cualquier intento de deslegitimar su trabajo humanitario es inaceptable”, dice la experta.
Las ONG también juegan un papel importante en la identificación de las víctimas de la trata. Esto es esencial para garantizar el acceso a la protección y la rehabilitación de las víctimas, y debe tener prioridad, incluso durante los grandes movimientos mixtos de migración.
“La identificación y derivación a servicios de protección es solo un primer paso, que debe ser seguido por acciones innovadoras para promover la inclusión social. Esto solo puede ser posible si la explotación, especialmente la explotación laboral de los trabajadores migrantes, deja de estar normalizada y se respeta y garantiza el derecho al disfrute del trabajo decente, con salarios y condiciones justos, independientemente de su estatus migratorio”, afirma.
El delito de la trata es una gran violación de los derechos humanos. Por ese motivo, Giammarinaro recuerda que “los Estados tienen la obligación de prevenirla” y señala que bajo el recientemente acordado “Pacto Mundial sobre la Migración”, estos deben establecer procedimientos apropiados y dar soluciones a la medida para prevenirlo.
“En el Día mundial contra la trata de personas, mi mensaje es que, incluso en tiempos difíciles, la inclusión es la inclusión, no la exclusión”, concluye Giammarinaro.
Un negocio ilegal y jugoso
Según datos de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito, en 2016 el tráfico de migrantes afectó por lo menos a 2,5 millones de personas.
Ninguna región del mundo estuvo a salvo de esa lucrativa violación de las leyes y los derechos de las personas, que generó ganancias de 7000 millones de dólares para los traficantes, una cantidad equiparable a la suma de los presupuestos para ayuda humanitaria global de Estados Unidos y la Unión Europea durante el mismo año.
De acuerdo con la Organización Internacional para las Migraciones, al menos dos tercios de las víctimas de la trata son explotadas en algún momento durante su viaje, lo que significa que es probable que crucen fronteras oficiales habiendo experimentado ya alguna forma de explotación.
Otro dato interesante que aporta esta Organización es que en los últimos 10 años, casi el 80 por ciento de los viajes realizados por las víctimas de la trata internacional cruzaron a través de puertos fronterizos oficiales, como aeropuertos y puntos de control.
Los niños, aún más vulnerables
Por su parte, el director ejecutivo de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito, Yury Fedotov, señala en otro comunicado que el Día Mundial destaca “la necesidad urgente de intensificar las respuestas al tráfico de niños y jóvenes”.
“La protección de los más vulnerables entre nosotros se ha vuelto cada vez más importante, ya que las crisis humanitarias y los conflictos armados han dejado a los niños y jóvenes en mayor riesgo de ser víctimas de la trata. Los peligros se complican aún más cuando los niños y jóvenes están en movimiento, a menudo separados de sus familias”, asegura.
Los niños representan aproximadamente el 28 por ciento de las víctimas de la trata identificadas a nivel mundial, indicaron UNICEF y el Grupo de Coordinación Interinstitucional contra la Trata (ICAT).
Pero este porcentaje mundial palidece cuando se le compara con regiones específicas. Por ejemplo, en el África Subsahariana, América Central y el Caribe, los niños representan una proporción aún mayor de las víctimas identificadas de la trata de personas, con un 64 y un 62 por ciento, respectivamente.
UNICEF e ICAT creen que la cantidad de niños que son víctimas de la trata es más alta de lo que sugieren los datos actuales. La realidad es que los niños son identificados con poca frecuencia como víctimas del tráfico. Pocos se presentan por temor a sus traficantes, la falta de información sobre sus opciones, la desconfianza de las autoridades, el temor al estigma o la probabilidad de ser devueltos sin garantías y con un apoyo material limitado. (ONU NOTICIAS)
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