Por Benedikt von Imhoff
Moscú.- Por la noche, la comercial calle Nikolskaya de Moscú se convierte en zona de bares y fiesta. Miles de hinchas de fútbol de todo el mundo se reúnen allí durante el torneo y toman cerveza y vodka. Jóvenes rusos y rusas se unen a ellos en la juerga. Pero hay algo que hace hervir la sangre a los hombres rusos: Algunas mujeres rusas se hacen amigas de los visitantes e incluso puede ocurrir que tengan sexo con alguno de ellos.
En las redes sociales, muchos hombres se manifiestan enojados contra «las putas que avergüenzan al país». Por fotos en las que se las ve abrazadas con extranjeros o dándoles un beso en la mejilla, las mujeres son insultadas y expuestas. Incluso hay videos en los que se ve cómo algunas rusas son atacadas por estar en compañía de hinchas extranjeros.
El debate también llegó a la prensa: El diario sensacionalista «Moskovski Komsomolez» publicó un texto del escritor Platon Bessedin. Título: «Tiempo de putas». «Criamos una generación de putas, que están dispuestas a abrir las piernas ante los primeros sonidos extranjeros», critica el autor. Bessedin cree que hay una decadencia general de los valores morales en su país desde la caída de la Unión Soviética. «Occidente es malo y malvado, pero parece que hay que imitarlo», comenta.
Bajo la presidencia de Vladimir Putin, Rusia está yendo hacia el conservadurismo, con leyes en ese sentido que son rápidamente aprobadas por el Parlamento. Las penas por violencia de género, por ejemplo, se redujeron. Además, es muy grande la influencia de la Iglesia ortodoxa. Luego de que miembros del grupo punk Pussy Riot protestaran contra Putin en 2012 en la iglesia más importante del país, las penas por «ofensa de sentimientos religiosos» fueron aumentadas. Y ya antes estaba prohibido por ley la exhibición de homosexualidad delante de menores de edad.
Por eso apenas causó irritación en Rusia que poco antes del Mundial la presidenta de la comisión de familia de la Duma estatal, Tamara Pletniova, advirtiera a las mujeres que no tuvieran sexo con extranjeros y mucho menos hijos. «Tenemos que traer a nuestros propios niños al mundo», dijo a la radio Govorit Moskva. El portavoz de Putin, Dmitri Peskov, reaccionó de manera bastante contundente: «Las mujeres rusas seguramente pueden decidir por sí mismas. Son las mejores mujeres del mundo». Pero en general se lamentó que las declaraciones de Pletniova no recibieran un rechazo mayor.
Sin embargo, con el correr de las semanas empezó la resistencia. VKontakte, la mayor red social rusa, amenazó ahora con cerrar grupos con comentarios misóginos o racistas. Y también muchas mujeres rusas pidieron la palabra: «Di NO a los hombres rusos», recomienda la bloguera Lena Miro a sus lectoras. «Rusia es un país con hombres feos a los que les va bien y mujeres bellas a las que les va mal».
La edición rusa de la revista «Cosmopolitan» incluso llega a la conclusión de que el fútbol no es lo más importante en el Mundial, sino que: «Se descubrió que las mujeres también son personas y que pueden tener sexo por placer y no sólo para generar alegrías a muchachotes rusos». Una conclusión que a muchos hombres rusos no les gusta para nada. (DPA)
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