México, al borde de una catástrofe

El eventual triunfo de López Obrador significaría un retroceso histórico para nuestro país, abriendo la puerta a la llegada de un gobierno retrógrada y populista que nos conduciría inexorablemente a condiciones de vida similares o aún peores que las que padecen naciones cuyos gobernantes piensan y actúan igual que él: Venezuela, Nicaragua, Bolivia, Ecuador, e incluso Perú y Argentina.

POR FRANCISCO J. DE LA PEÑA

Para México, López Obrador es algo así como la reencarnación de Luís Echeverría o José López Portillo. Todas sus propuestas de campaña, nos llevan a recordar los malos gobiernos de estos dos ex presidentes que hicieron padecer a México las peores crisis económicas de la historia.

El pueblo de México está enojado, y tiene razón. La pobreza en que viven millones de mexicanos; la desigualdad lacerante entre los pocos muy ricos y los muchos muy pobres; la ola de violencia que inició en el sexenio de Felipe Calderón y que ha continuado en el sexenio de Peña Nieto; y la abrumadora corrupción en la que han incurrido muchos, muchísimos de nuestros políticos, justifican sobradamente el enojo y la frustración de toda la población.

López Obrador, sin decir cómo ni cuándo, ha prometido acabar mágicamente con la pobreza; ha prometido detener la ola de violencia, ofreciéndoles “amor y paz” y su perdón eterno, a todos los delincuentes causantes precisamente de estos actos de violencia que tanto han lastimado a la sociedad; ha prometido también acabar con la corrupción, aunque no es capaz de explicar cómo lo hará, y de exterminar a eso que él llama obsesivamente “la mafia del poder”, muchos de cuyos integrantes, corruptos y deshonestos, hoy están en su equipo: toda la familia de Elba Esther Gordillo, Napoleón Gómez Urrutia, Nestora Salgado, Flavio Sosa, por citar solo algunos casos.

López Obrador miente todo el tiempo, pero la gente, enojada como está con los gobiernos emanados del PRI y el PAN, ven en él y en sus mentiras, una posible salida a todos sus problemas. Después de todo, es López Obrador el que les ha prometido repartir dinero para todos los pobres, para todos los adultos mayores, y para todos los jóvenes que como él, no estudian ni trabajan. ¿De dónde va a sacar tanto dinero? Hay tres caminos: o nos sube los impuestos a todos, o pide dinero prestado incrementando irresponsablemente la deuda pública, o se pone a imprimir nuevos billetes, lo cual nos llevaría a padecer niveles inflacionarios similares a los que hoy se tienen en Venezuela.

A López Obrador lo apoyan, en el mejor de los casos, el 38% de los votantes. Eso es suficiente para ganar la elección, pero hay que tomar en cuenta que el resto, el 62%, no lo quieren como su presidente.

Sin embargo, todavía estamos a tiempo. De aquí al domingo, muchas cosas pueden pasar. Con López Obrador México irá sin duda directo a una catástrofe. Pero aún es tiempo de que ese 62%, impida su llegada al poder.

 

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El Heraldo de Saltillo
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