THE GAME IS OVER

ARCELIA AYUP SILVETI

THE GAME IS OVER

Acudí a una plaza comercial con un amigo hace un par de días. Necesitábamos hacer una compra y disponíamos de poco tiempo. Él fue al baño y yo me quedé justo frente a las maquinitas de los niños. Estaba casi sola. Caminé y vi una máquina que me llamó. Di una mirada rápida y no venía mi amigo. Saqué las monedas necesarias y me transporté a la pista en cuestión.

Adrenalina en el autódromo, disputa entre tres autos de carreras, gris, azul y rojo. Se escucha la potencia de los motores, la emoción del público y de los corredores. Solo existe ese momento a través de la pequeña gran pantalla. Todos los sentidos están puestos ahí. Nada es más importante.

Se muestra a los tres pilotos una vista panorámica de la pista, cada una de las curvas y de los obstáculos. Saben el número de vueltas que deben dar y la distancia que deben mantener entre sus carriles. Me gustaría saber si se conocen entre sí y tienen conocimiento sobre las fortalezas y debilidades de cada quién, o si solo están montados en esas cuatro llantas que los puede llevar a un trágico final, a un segundo lugar, o bien, llegar a la victoria.

Los cascos de los pilotos no me permiten observar sus rostros, pienso si serán mujeres u hombres, dos mujeres y un hombre, o tres mujeres u solo hombres, no lo sé, no hay tiempo que perder. Solo se aprecian los autos, y sus pilotos, ansiosos de iniciar la carrera. Atienden al banderazo de salida, los tres continúan con la adrenalina al tope, toman velocidad en segundos, el gris queda en desventaja, toma la delantera el azul y se va solo, ahora, el rojo repunta en decimas de segundos.

Me siento parte de la carrera, quedan solo dos vueltas para conocer el resultado, escucho los gritos del público, el rojo avanza, deja al gris y al azul a casi media vuelta de distancia, estoy a punto de gritar de emoción de conocer el resultado. No lo puedo creer: la pantalla se pone negra. “The game is over,” dice mi amigo con el enchufe de la máquina en la mano. “Vámonos, que la vida no está en esa pantalla, vamos a continuarla allá afuera.”

biznagaas@hotmail.com

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El Heraldo de Saltillo
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