ALGO QUE VALE LA PENA CONTAR

 ALBERTO BOARDMAN 

 De educación hablando – 2 de 2 

“Para llegar donde no estamos, tendríamos que avanzar por donde no vamos.” 

Retomando el punto anterior, entramos en el dilema, ¿por qué la educación actual, esa que suele llamarse de “competencias”, termina por volvernos cada vez más incompetentes?

Sabemos que una sociedad carente de conocimientos que permitan razonar, reflexionar, y por ende, criticar y proponer, resulta mucho más manejable y menos propensa a la sublevación o exigencia del cambio. La filosofía actualmente ha dejado de existir. El desarrollo de dicha carrera profesional ha dejado de tener áreas de oportunidad laboral y por ende el estudio de dicha profesión no existe más. Los “filósofos” hoy son vistos por las actuales generaciones como una clase de seres humanos netamente vinculados a la antigüedad. En este mundo, pensadores e intelectuales están ya considerados un segmento de población trasnochada en vías de la extinción; si acaso se salvan escritores, científicos e investigadores, quizá ya de las pocas profesiones que exigen el ejercicio del libre pensamiento. De ahí en fuera, el común denominador de las ocupaciones se encuentra focalizado en una especialidad cuya única excepción a la regla, consiste quizá, en la actualización.

Pero incluso no hace mucho tiempo, el ejercicio de pensamiento solía aplicarse   desde casa, desde la escuela, tal y como refiere Lessing se capacitaba en cultura general, en conocimiento global. Hoy son prácticamente inexistentes las charlas de sobremesa en familia o con amigos, reuniones donde el volumen de la música no vulnere el espacio para un comentario sobre alguna lectura, una obra de teatro, la visita de un museo, la declamación de una poesía, la ejecución de un instrumento musical o la simple reflexión sobre algún tópico mundial y todo porque se carece del conocimiento previo para poner el tema en la mesa. En ello por supuesto, la televisión ocupa un lugar especial, porque una vez agotados los temas laborales, sólo de la “caja tonta” provienen nuestros escasos conocimientos. Como dicen por ahí, si te dicen gordo, te pones a dieta, pero si te dicen bruto, no haces el intento de  agarrar un libro.

 

Somos lo que hemos leído y esta es palabra de lector.

 

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