Euforia mundialista en Rusia: «Estamos destrozando a los rivales»

(Xinhua/Li Ga) (jg) (ah)

 

Caravanas de coches en Moscú, cánticos de alegría y banderas nacionales por todos lados: la fiebre mundialista ha subido definitivamente varios grados en el país anfitrión después de la segunda victoria de la selección rusa de fútbol.

«Le hemos devuelto la fe en el fútbol a los rusos. Hace poco había en el país un ateísmo futbolístico», escribió hoy el diario «Sport Express». «¿Quién, díganme, quién habría creído un día antes del comienzo del Mundial en un desarrollo así?».

«Estamos destrozando a los rivales, marcamos una cantidad increíble de goles, volamos sobre el césped, entusiasmamos a todo el mundo», agregó el diario tras el 3-1 del martes ante Egipto y el 5-0 con el que Rusia debutó ante Arabia Saudí.

Con una diferencia de goles favorable de 8-1, la «Sbornaya» está prácticamente clasificada para octavos de final, y el héroe del momento para las autoridades deportivas rusas es claramente el seleccionador.

«Hay que honrar y respetar a ‘Stanislav Salamovich Cherchesov’ por haber formado este equipo», dijo Sergey Anojin, vicepresidente de la Federación Rusa de Fútbol, a la agencia Tass. «Todas las críticas se han convertido en elogios».

Justo después del pitido final, la alegría se desbordó. «Una victoria histórica…», se oyó por el altavoz del estadio de San Petersburgo. La emocionada voz no pudo añadir más.

Las gradas estallaron de júbilo y, sobre el césped, los futbolistas rusos ensayaron una danza de celebración. Rusia está en racha, y el equipo, tanto tiempo minusvalorado, quiere más.

«Contra Uruguay también nos interesa únicamente ganar», advirtió un eufórico Denis Cheryshev, que anotó su tercer gol en el torneo.

Histórico, único, fenomenal: los medios rusos no ahorraron superlativos para sus jugadores. Y la prensa internacional también está sorprendida: número 70 del ranking mundial, Rusia era sobre el papel el peor equipo del torneo.

Ni siquiera la nueva erupción del escándalo de doping molesta al equipo de Cherchesov. Según el ex director del laboratorio antidoping de Moscú Grigori Rodshenkov, huido a Estados Unidos, una muestra de orina del internacional Ruslan Kambolov, que no está en la nómina mundialista, fue intercambiada en 2015 para evitar un positivo.

El seleccionador ruso esquivó una pregunta sobre el tema en la rueda de prensa posterior al partido. «Solo respondo preguntas sobre el partido contra Egipto», dijo el técnico.

Esa misma noche, la «Sbornaya» voló de San Petersburgo de vuelta a Moscú, en cuyo cuartel general de Novogorsk, los jugadores hicieron hoy ejercicios ligeros. Luego, relajación, ocio y concentración en el próximo partido: el lunes espera ya en Samara el último partido del grupo ante Uruguay, un rival seguramente más difícil que Egipto y Arabia Saudí.

Pero el equipo ha crecido. «Somos 23 hermanos», advirtió el delantero Artyom Dziuba, cuya fortaleza física abrió el camino hacia la victoria al provocar el autogol de Fathi en el minuto 47. Cheryshev (58′) y Dziuba de nuevo (62′) cerraron el marcador. Lo que siguió fue júbilo y alivio. (dpa)

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