Rusia, el primer invitado a octavos tras vencer a Egipto

Photo: Owen Humphreys/PA Wire/dpa

 

El seleccionado de Rusia venció por 3-1 a Egipto, que quedó al borde de la clasificación del Mundial 2018 y dejó el sueño de Mohamed Salah y los «Faraones» prácticamente sentenciado tras dos caídas seguidas.

La estrella egipcia del Liverpool, que no pudo jugar el primer partido por precaución, solo puede esperar un milagro: que Uruguay pierda el miércoles con Arabia Saudí y con Rusia en el último partido, al tiempo que Egipto debería ganar abultadamente a los saudíes para eventualmente soñar con una clasificación por diferencia de gol. Pero parece imposible.

La anfitriona, en cambio, hizo explotar el San Petersburgo Arena con 64.468 personas: tras una preparación en la que nadie creía, ya lleva anotados ocho goles en dos partidos, en los que sumó los seis puntos. Si los saudíes no vencen a Uruguay, la «Sbornaya» ya puede ir pensando en un eventual cruce con el Grupo B de España o Portugal en octavos de final.

Tras haber goleado en el partido inaugural a Arabia Saudí por 5-0, hoy consiguió la victoria a través de Fathi en propia puerta (47′), Cheryshev (59′) y Dzyuba (62′), los dos últimos dignos de un sólido y efectivo equipo. El descuento de penal de Salah sólo sirvió para la estadística.

Si bien la receta del «equilibrio» que proclamaba el entrenador argentino Héctor Cúper logró mantener el cero en la primera parte, su equipo estuvo muy retrasado y se descompensaba cuando Said intentaba adelantarse para asociarse con Salah. Pases que no llegaban al crack dejaban luego un hueco en el centro de Egipto que los volantes rusos explotaron en contraataques peligrosos.

Egipto no registró disparos a puerta en la primera parte y apenas inquietó con un cabezazo anticipado en el primer palo de Mohsen, que antes del descanso desvió otro remate de cabeza tras una jugada asociada con Salah, muy pasivo en la primera parte.

En general, el equipo de Cúper no supo abastecer al «10», no consiguió generarle los espacios necesarios para que pudiera lucirse con su velocidad o sus gambetas, esta noche apagadas y seguramente condicionadas por un hombro izquierdo que no termina de sanarse del todo.

Rusia fue punzante por la banda izquierda. La sociedad entre Golovin y Samedov estuvo aceitada en el arranque, generando centros peligrosos en busca de la figura de Dzyuba en el área rival. El Shenawy tuvo trabajo siempre por el aire: inseguro, dudó en cortar algunos centros cruzados, que Ignashevich y Golovin conectaron sin suerte.

El primer tanto de Rusia llegó por un mal rechazo del arquero. Luego Zobnin remató defectuosamente pero el capitán Ahmed Fathi se cayó en el área y desvió el balón a su propio arco provocando el autogol. En la jugada pareció que Dzyuba lo sujetaba y eso provocó su caída, pero el árbitro paraguayo Enrique Cáceres no solicitó el VAR.

Inmediatamente, Egipto volcó el campo a su favor e intentó la remontada. Salah se despertó del letargo del comienzo y bajó unos metros a buscar la pelota. Tuvo otro remate, débil, a los 10′ del complemento.

Pero la descompensación de los «Faraones» fue capitalizada enseguida por Rusia, que anotó el segundo gol a los 14′ minutos a través de Cheryshev (autor de dos goles en el debut), tras un desborde criterioso de Fernandes.

El tercero llegó dos minutos después, obra de Dzyuba, que con un gran gesto técnico paró el balón en el área, se quitó un defensa de encima y definió por abajo para hacer temblar el estadio Krestovski.

Frente tanta impotencia, Salah tuvo su descarga, aunque fue mínima: descontó de penal con 17 minutos por jugarse, luego de una infracción de Zobnin sobre el propio «10» (corroborada por el VAR) cuando iba a buscar una devolución de una pared dentro del área.

No le quedó mucho tiempo al conjunto de Cúper para lograr los goles necesarios, aunque sea para empatar. La efectividad de Rusia en ataque también tuvo su eco en el compacto mediocampo y el buen juego aéreo necesario para defender la ventaja 3-1.

Los últimos minutos fueron un griterío ensordecedor («¡Rossiya, Rossiya!»), mientras el menudo “10″ de Egipto miraba desconsolado por no poder cumplir las expectativas para su selección, que todavía no pudo gritar un triunfo en su historia en los Mundiales. (dpa)

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El Heraldo de Saltillo
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