Por Francisco Treviño Aguirre
El término “tormenta perfecta” fue popularizado hace poco más de 15 años basado en una película de hechos reales. Un grupo de pescadores se encontraban mar abierto y una mezcla de aire frio continental y de aire caliente, provocarían una catástrofe al encontrarse, ocasionando una tormenta perfecta.
Aún y cuando este término se refiere a la suma de circunstancias que son capaces de crear situaciones complicadas, también existen tormentas perfectas que generan resultados positivos.
El tan mencionado arancel que impondrá Estados Unidos a la importación de acero y aluminio, ha desatado una serie de reacciones a nivel mundial donde se puede prever que no será la última ocurrencia de Donald Trump en cuanto a lo que él llama medidas proteccionistas para los norteamericanos. En una economía tan globalizada como la de los vecinos del norte, el déficit comercial en 2017 fue de 566 mil millones de dólares, el más alto en los últimos 9 años, incrementándose las importaciones provenientes de China y de México de manera considerable.
Pese a todas las acciones que Trump ha realizado para evitar la migración de empresas estadounidenses a otros países e imponer tarifas arancelarias para tratar de desanimar las importaciones de bienes y servicios, los inversionistas siguen buscando las mejores opciones para instalar sus empresas y las importaciones siguen creciendo.
En el caso de México, nos aproximamos a una tormenta perfecta que de no hacer algo al respecto, podría ser catastrófico. Por un lado las relaciones comerciales con Estados Unidos se siguen deteriorando y no se ve que al corto plazo exista una resolución definitiva para el Tratado de Libre Comercio. Por otra parte, los inversionistas en nuestro país se mantienen a la expectativa respecto a las elecciones presidenciales del 1° de Julio. Adicionalmente en los primeros 5 meses del 2018 se ha registrado una fuga de capitales masiva en nuestro país, similar a la que ocurrió en 1994 y la cereza en el pastel es que Andrés Manuel López Obrador cada vez más nos da a entender que, de ganar las elecciones, convertirá a nuestra nación en un país subversivo, acabando con las reformas estructurales, apoyando delincuentes y creando condiciones para mantenerse en el poder de manera perpetua y beneficiando a su grupo cercano.
Todas estas circunstancias nos colocan dentro de panorama nada favorecedor. La suma de estas acciones llevará a nuestro país a aumentar la inflación, generar mayor incertidumbre para las inversiones, incrementar la fuga de capitales y una devaluación de nuestra moneda.
Hoy por hoy es necesario razonar de manera importante sobre quien llevara los destinos del país los próximos 6 años. AMLO ya ha demostrado ser intolerante, ambicioso y soberbio. México avanza de manera importante para ser una de las 10 economías del mundo. Si bien es cierto que aún existe una brecha grande entre los que más y los que menos tienen, no es cuestión de economía ni de política. No tengo la respuesta para determinar cómo acortar esa brecha, pero el dar beneficios a la gente que no trabaja, fomentar que los jóvenes no estudien y no trabajen porque los va a mantener el gobierno, estoy seguro que no es la respuesta.
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