FRANCISCO TOBÍAS H.
La fuga de los desertores
En esta ocasión te platico de un suceso que aconteció en esta hermosa ciudad de Saltillo, cuando aún no era ciudad ni se llamaba Saltillo, sino era conocida como la Villa de Santiago del Saltillo, y esto que te platico pasó en el mes de agosto del ya lejano año de 1716.
En aquello años cuando los españoles se dedicaron a colonizar el norte de nuestro de país y lo que hoy conocemos como Texas, las autoridades buscaban personas expertas en las artes útiles y las industrias, “para enseñar a los indios todo lo que se debe exigir para que sean útiles y ciudadanos capaces”, quehacer que además se acompañaba del arte de las armas, para defender así sus territortios de los indios barbaros de la región.
Periódicamente habia desertores, es decir hombres que dejaban las armas del ejército, motivo por el cual eran perseguidos y encarcelados por las autoridades; en ocasiones los desertores eran enviados a la carcel, calabozo o prisión de esta hermosa ciudad de Saltillo.
En cierta ocasión cuatro desertores de nombres Juan Valdes, Alejandro Morales, José de la Cadena y Cristóbal Abrego, fueron detenidos y encerrados. Pero a los días, se dieron a la fuga.
El 11 de agosto, alrededor de las 4 de la mañana, se fugaron por medio de un agujero hecho con una barra de metal en la pared del calabozo. Cabe aclarar que el calabazo estaba junto a una casa, de la cual salieron por el solar, y como si fuera una pelicula de policias y ladrones, por medio de los patios de las casas, los desertores lograron huir. Llegando al convento de Sas Francisco, sí precisamente donde hoy esta el templo con el mismo nombre, sobre la calle de Juárez, reaprendieron a Juan Valdés quien aún traía los grilletes en sus pies.
El autor material del agujero fue el coyote, Cristóbal Abrego, quien no fue localizado, y aprovecho la ocasión estimada y estimado Saltillense para decirles que coyote era el resultado de la cruza de un indio con mestizo y que también era conocido como cholo.
Por su parte Alejandro Morales y José de la Cadena, fueron buscados por la Villa de Santiago y el Pueblo de San Esteban, sin conocer su paradero.
Los hechos de la fuga sucedieron así: los guardías de esa noche eran Domingo de Osuna, Nicolás de Espinoza y un señor de nombre Gonzalo, quienes durante la madrugada estuvieron platicando con Lázaro Chirino, quien de repente les dijo: “los desertores se han de haber salido, pues no se mueve ninguno de ellos”.
Definitivamente los presos aprovecharon la plática que tuvieron los guardias con el mentado Lázaro Chirino, para hacer el agujero y darse a la fuga. De los cuatro sólo detuvieron a uno, y de los otros tres, como de Camelia “La Tejana”, nunca más se supo nada.
Esta es la historia de una fuga de cuatro desertores, que sucedió en la Villa de Santiago del Saltillo en el año de 1716, y que los presos aprovechando una plática de los guardias se dieron a la fuga. La verdad y estoy seguro que pensará igual que yo, es evidente que Lázaro Chirino era parte del plan para la fuga de estos cuatro desertores.
Autor
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Es Saltillense*, papá de tres princesas mágicas, Rebeca, Malake y Mariajose. Egresado de nuestra máxima casa de estudios, la Universidad Autónoma de Coahuila, en donde es catedrático, es Master en Gestión de la Comunicación Política y Electoral por la Universidad Autónoma de Barcelona, el Claustro Doctoral Iberoamericano le otorgó el Doctorado Honoris Causa. Es también maestro en Administración con Especialidad en Finanzas por el Tec Milenio y actualmente cursa el Master en FinTech en la OBS y la Universidad de Barcelona.
Desde el 2012, a difundido la historia, acontecimientos, anécdotas, lugares y personajes de la hermosa ciudad de Saltillo, por medio de las Cápsulas Saraperas.
*El autor afirma que Saltillense es el único gentilicio que debe de escribirse con mayúscula.
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