FRANCISCO J. DE LA PEÑA DE LEÓN
Intolerante, Ignorante, Iracundo, Improductivo e Inestable. Esas son las cinco “I” que describen la personalidad y el carácter de López Obrador, y, por desgracia, de muchos de sus seguidores.
Intolerante, porque no admite crítica alguna; porque solo su verdad cuenta, y la de todos los demás es mentira. Porque sólo él tiene la razón, siempre, y en cualquier lugar. Porque no tolera que nadie lo cuestione, ni que nadie le lleve la contraria. Es intolerante, como cualquier dictador.
Ignorante, porque tardó 18 años en concluir una carrera, y aún así, nadie sabe las mañas y artimañas de las que tuvo que valerse para conseguir un título que además nunca ha mostrado. Porque no es un hombre culto, no sabe otros idiomas, y porque desprecia abiertamente a las personas que saben más que él.
Iracundo, porque siempre está furioso. A dónde quiera que va, se la pasa gritando todo el tiempo, y se la pasa insultando, ofendiendo y menospreciando a todos los que no piensan igual que él. Pide serenidad a los demás, pero él jamás se serena. Y al tomar sus decisiones influido por su estado de ánimo, suele equivocarse la mayoría de las ocasiones.
Improductivo. Nunca ha trabajado, nunca ha pagado impuestos. Y aun así, nadie sabe de qué ha vivido durante todos estos años en que se ha mantenido en una campaña constante, recorriendo una y otra vez el país obsesionado con la idea de ser presidente. Sus hijos se dan la gran vida, viven rodeados de lujos increíbles, pero hasta la fecha, nadie sabe de dónde sale el dinero que gastan a manos llenas.
Inestable. Escucharlo hablar es un martirio. Tiene serias dificultades para pronunciar dos frases seguidas, y cuando lo logra, es frecuente que él mismo se contradiga. Un día afirma una cosa, y al día siguiente lo contrario. Es evidente que sufre algún trastorno mental, además de los muchos males físicos que lo aquejan. Sus seguidores dicen que es por cansancio. Los psicólogos y los psiquiatras, lo ven como un caso de estudio.
Estas cinco “I” que lo caracterizan, desgraciadamente caracterizan también a muchos de sus seguidores, sobre todo a los más radicales, a los denominados “peje-zombie”. Son, en su mayoría, personas procedentes de las clases sociales bajas que no tuvieron formación académica suficiente, lo cual los convierte, al igual que él, en personas con un alto grado de ignorancia, lo cual a su vez los convierte en blanco fácil de la manipulación que López Obrador ejerce sobre ellos.
Y al ser manipulados por él, se convierten también en seres iracundos e intolerantes, igual que a su auto nombrado “mesías”.
Por eso, con López Obrador no se puede negociar, y ni siquiera dialogar. No entiende razones, y no le interesa escucharlas. Él se asume como el dueño de la verdad absoluta, y todos los demás están equivocados.
Ese hombre, el de las cinco “I”, lamentablemente podría convertirse en presidente de México. Eso si da miedo.
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