Por Nikta Vahid-Moghtada
Cuando duele la cabeza, tira la espalda o se sienten dolores menstruales, se suele echar mano a un analgésico para poder seguir funcionando con normalidad. El ibuprofeno, el paracetamol y otros medicamentos se pueden obtener sin receta en la farmacia. Sin embargo, estos pequeños ayudantes no deberían ser consumidos despreocupadamente y a largo plazo. A fin de cuentas, el dolor es también una señal de que algo anda mal.
Por otra parte, no es necesario tratar todos los dolores. Lo decisivo es el umbral de dolor de cada persona. Si el dolor influye negativamente el día a día, está bien tomar algo. El paciente puede automedicarse como máximo durante una semana.
De los analgésicos, el más suave es el paracetamol. En los adultos, su efecto es apenas superior al de un placebo. Sin embargo, tiene efectos secundarios. Si se lo toma en dosis muy altas, su sustancia activa puede causar daños en el hígado. La ingesta máxima es de cuatro gramos repartidos a lo largo del día.
Cuando hay dolores de cabeza y articulares o infecciones virales con dolor de los miembros se suele recomendar ibuprofeno. Los pacientes pueden tomar un máximo de 800 miligramos tres veces al día. Sin embargo, deben tener cuidado los pacientes con enfermedades del corazón, insuficiencia renal, presión alta o problemas digestivos. Para la terapia de las migrañas se usa especialmente ácido acetilsalicílico.
Por lo general, los pacientes deben automedicarse sólo en caso de dolores de breve duración. Si los dolores se vuelven crónicos, hay que consultar con un médico. ¿Por qué? Porque si se echa mano con frecuencia de las pastillas para el dolor de cabeza, por ejemplo, se será cada vez más sensible al dolor.
Si se tienen dolores de cabeza regulares de por sí, se corre el riesgo de, al tomar analgésicos seguido y durante meses, terminar con un llamado dolor de cabeza inducido por los medicamentos. Esto hace que, paradojalmente, los dolores de cabeza sea cada vez peores, en vez de mejorar.
Esto se debe a cambios en el centro de dolor del cerebro. Si el paciente no toma una pastilla, aparece un nuevo dolor de cabeza, una especie de dolor provocado por la desintoxicación. La salida más fácil: tomar más analgésicos. Pero dado que el cuerpo se acostumbra a los analgésicos, los dolores son cada vez peores. Esto genera un círculo vicioso del cual luego es difícil salir.
Para poder salir de este círculo, los afectados deben hacer primero una estricta pausa en la ingesta de medicación. Para ello rige la regla 10/20: hay que tomar una pastilla para el dolor de cabeza como máximo diez días al mes. Al menos 20 días del mes, no hay que tomar nada.
Para que estos días no se conviertan en una auténtica tortura, los pacientes deben emplear otros métodos para escapar al dolor. Hay varias claves para ello, desde la alimentación adecuada hasta el ejercicio y una rutina más o menos equilibrada, con una cantidad adecuada de sueño, algo imprescindible en cualquier terapia para el dolor. (DPA)
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