“Alrededor de 720.000 niños rohinyás se encuentran atrapados, acorralados por la violencia y obligados a desplazarse dentro de Myanmar, o bien hacinados en los campos de Bangladesh porque no pueden volver a casa”, indicó Manuel Fontaine, Director de Programas de Emergencia del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia.
El lanzamiento del informe de UNICEF coincide con el sexto mes desde el comienzo del último éxodo de refugiados rohinyás hacia el sur de Bangladesh.
La agencia señala que, probablemente, las inundaciones que se esperan por la llegada de la temporada de ciclones invadan los campos vulnerables e insalubres, donde vive la mayoría de los refugiados. Esta situación aumenta la posibilidad de que haya brotes de enfermedades transmitidas por el agua y que haya que cerrar escuelas y centros sanitarios.
El documento estima que cerca de 185.000 niños rohinyás permanecerán en el estado de Rakhine, en Myanmar, asustados por la violencia y el horror que han llevado a sus familiares y vecinos a huir.
“Es una crisis sin una solución inmediata que podría tardar años en resolverse a menos que haya un esfuerzo pactado para abordar sus causas”, declaró Fontaine.
Asimismo, el informe indica que los rohinyás son personas sin rumbo, perseguidas en sus casas y comunidades, atrapadas en el limbo y privadas de sus derechos básicos, mientras nuevos problemas amenazan su bienestar.
UNICEF hace un llamamiento al Gobierno de Myanmar para que termine con la violencia y la crisis de derechos humanos en el estado de Rakhine, refiriéndose a las restricciones que sufren los rohinyás en cuanto a libertad de circulación, acceso limitado a sanidad, educación y medios de subsistencia, así como a la dependencia de ayuda humanitaria.
Según el documento, reconocer los derechos básicos de los rohinyás serviría para crear las condiciones necesarias para que los refugiados regresen a sus antiguos hogares en Myanmar.
“No volverán a casa a menos que se les garantice su seguridad, posean una nacionalidad, puedan enviar a sus hijos al colegio y tenga oportunidades de futuro”, explicó Fontaine.
Desde agosto de 2017, la falta de acceso a diversas zonas del estado de Rakhine ha dificultado gravemente el trabajo de UNICEF y otras agencias humanitarias.
Resulta imprescindible acceder inmediatamente y sin impedimentos a los niños que residen en este estado, así como abordar las tensiones que existen entre las comunidades y promover la cohesión social, dijo UNICEF.
Las labores de asistencia que ha dirigido y supervisado el Gobierno de Bangladesh han evitado el desastre, dado que las comunidades locales han acogido a 79.000 ronhinyás. (CINU)
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