EN EL TINTERO

JESSICA ROSALES 

Bajo la sotana 

Las víctimas de pederastia en Coahuila ya no están dispuestas a callar. Cada día surgen nuevos testimonios de hombres adultos que en su adolescencia fueron presos del deseo sexual de varios sacerdotes de diferentes Diócesis que hoy presumen gran vocación y trabajo espiritual.

Al menos una lista de 15 presbíteros tiene en su poder la Fiscalía General del Estado de sacerdotes que sostenían o sostienen relaciones con jóvenes, de acuerdo a las declaraciones de víctimas, menores que acudían a retiros o seminaristas que hace más de una década se encontraron con un sistema religioso podrido y protegido por líderes con sotana, siempre dispuestos a criticar todo menos lo que ocurre al interior de la iglesia.

Las denuncias por una presunta red de prostitución infantil son muy graves, pues ya no se trata sólo de especulaciones sino de clérigos con nombre y apellido. Fue el activista Ignacio Martínez quien destapó la cloaca tras la denuncia que presentó junto a Javier, otra víctima de Juan Manuel Riojas conocido como el padre “Meño” hoy detenido en Piedras Negras.

Se habla de más de 60 víctimas, sólo 4 han formalizado su denuncia, pero casi 20 estuvieron dispuestos a compartir su experiencia por escrito y cuyas vivencias son parte de las carpetas de investigación.

Ahora la activista Aida Badillo hizo pública una investigación que coincide con otros casos. Entrevistó a un hombre de 32 años quien en su infancia fue víctima y conoció los secretos de la iglesia que desde entonces estaría operando una red de pederastia y prostitución.

Para proteger su identidad en la entrevista que dura poco más de 50 minutos, Aida llama “Alexis” al joven que señala directamente al Padre Robert Francis Coogan quien, asegura, abiertamente se presentaba como homosexual y sexualmente activo.

Destaca que en las regaderas los jóvenes no tenían privacidad, no había divisiones ni inhibición para los padres que aprovechaban para “entre broma y broma” pasar y darles unas nalgadas mientras se duchaban.

Algunos menores soltaban en llanto porque querían regresar a sus casas, pero sus padres los obligaban a permanecer en ese lugar, asegura Alexis. Él mismo describe que a los 17 años en la oficina de la iglesia un sacerdote lo besó y ahí comenzó una relación que terminó en el cuarto de un hotel.

El problema no es menor, ahora no sólo están involucradas las autoridades de Coahuila o activistas, organizaciones internacionales han volteado la mirada a esta entidad y personajes de gran peso están decididos a brindar apoyo y asesoría a las víctimas y seguir destapando la cloaca y evidencias los secretos que se esconden tras las paredes de la iglesia y la protección de los Obispos.

 

 

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El Heraldo de Saltillo
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