FRANCISCO TOBÍAS H.
Profr. Miguel López
En esta ocasión te platico de un Saltillense por adopción, de un patriota, de un forjador de la niñez, me refiero al Profr. Miguel López Ávila, sí el mismo que se perpetuo en la historia de nuestra hermosa ciudad de Saltillo, no únicamente por la escuela que lleva su nombre, y que engalana las calle de Bravo e Hidalgo, sino por su calidad humana.
Según se sabe, nació en Real de Catorce, en el año de 1840, llegando a Saltillo ya como maestro y contando con sólo 21 años de edad dirigía una escuela.
En los momentos más difíciles de nuestra patria, en los cuales Maximiliano se proclamaba emperador, pospuso su trabajo ante el pizarrón, dejando el gis para tomar el fusil, en el mes de octubre de 1864, incorporándose al Primer Batallón Ligero de Coahuila.
Ya para el año de 1867, ostentaba el grado de capitán, de hecho el domingo 16 de junio de 1867, López Ávila recibió la orden de marchar con la tropa a su mando al Cerro de las Campanas, siendo tres dias depues testigo del fusilamiento de Maximiliano y Miramón, narrando de manera textual: “Tres carruajes los condujeron al suplicio [a Maximiliano, Miramón y Mejía] y a pie firme recibieron allí la muerte con un valor bien distinguido, después de haber dirigido la palabra al pueblo Maximiliano y Miramón, concluyendo este último por vitorear a México”.
De regreso a Saltillo, en 1877 fue contratado como maestro de gramática castellana, aritmética y álgebra en el Ateneo Fuente. Al paso de dos años fue nombado director de la Escuela Oficial número 1 de esta hermosa ciudad de Saltillo. Autor de distintos textos que se utilizaron en el Estado de Coahuila para las asignaturas de: gramática castellana, taquigrafía, ortología castellana, aritmética, retórica y geometría.
Cuando busque la descripción física del Saltillense Miguel López, encontré la que realizó su alumno, el historiador y revolucionario Vito Alesio Robles, quien plasmo: “—había sido soldado, erguido siempre, con su tez muy morena, su barba y amplia y perilla, entrecana, como su cabeza, usando trajes de corte militar que le daban un aspecto marcial y gallardo, era, además de muy cumplido, muy estricto y enérgico con ponderación. Era a la vez un excelente profesor de Español…”.
El miércoles 7 de junio de 1905, falleció, el maestro Miguel López, quien recibió del Gobierno un sin fin de condecoraciomnes que por sencillez nunca mostró o utilizó.
A diez años de su muerte, en diciembre de 1915, quien fuera su alumno y en ese entonces Presidente de la República, Don Venustainoa Carranza, colocó la primera piedra de la escuela dedicada a la memoría del Saltillense por adopción, del soldado de la república y de la educación, al Profr. Miguel López, un Saltillense como muchos que tenemos y que vale la pena presumir.
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