RUBÉN OLVERA MARINES
Durante los últimos años, Coahuila quedó inmersa en algunos desequilibrios que el nuevo gobernador, Miguel Riquelme, tendrá que plantearse como áreas de oportunidad para atender de forma urgente. Entre ellos ubicamos un crecimiento económico por debajo de su potencial, la pérdida de competitividad y el deterioro de las finanzas públicas.
Las acciones realizadas por la administración que recién concluyó, citemos, por ejemplo, la promoción del estado para la atracción de inversión externa, particularmente la proveniente de países asiáticos; concebir a la seguridad como la única variable para promover el crecimiento económico; y, la contención de la deuda a través de reestructuras sucesivas, no fueron suficientes para detonar el crecimiento, escalar posiciones en los rankings de competitividad y liberar recursos del pago de la deuda para destinarlos a la inversión en infraestructura.
En tanto el gobernador Miguel Riquelme ajuste la estrategia, valorando la situación descrita y explorando nuevas alternativas, Coahuila podría aspirar a presumir tasas de crecimiento del PIB como las de Querétaro, Aguascalientes o Guanajuato; acercarse a los índices de competitividad de la Ciudad de México, Nuevo León, Querétaro y Jalisco; así como destinar mayores recursos estales en infraestructura carretera, logística, educación y salud.
Pero si se insiste en destinar lo recaudado a través del impuesto a la nómina para el pago de la deuda y no para infraestructura; soslayar factores distintos a la seguridad, como la salud, el desempeño del gobierno y sus finanzas, las facilidades para la apertura de nuevos negocios, la infraestructura y el capital humano, entre otros componentes, como ápices de la competitividad y detonantes de crecimiento; o incluso concentrar los esfuerzos de promoción en la atracción de capital automotriz asiático, descuidando el fomento de la pequeña empresa local, lo mismo que ignorando las señales del mercado norteamericano que obligan a la diversificación productiva y al desarrollo equilibrado de todas las regiones del estado, podría predecirse un Coahuila anclado en su pasado.
La muestra de que el mercado y el contexto internacional están cambiando a mayor velocidad que los ajustes en la estrategia de desarrollo del estado, fue el anuncio que hiciera Fiat Chrysler para dejar de fabricar la RAM Heavy Duty en la planta de Saltillo, y aunque aseguraron será sustituida por otro vehículo, la noticia tomó desprevenidas a las autoridades, recordándoles que Coahuila es un estado altamente sensible a los choques externos, debido a que su sector exportador se encuentra ligado al mercado norteamericano.
Como ya lo hemos dicho en otra ocasión, no regateamos los logros obtenidos en seguridad, empleo, formalidad, inversión extranjera y promoción de Coahuila en el exterior. Sin embargo, el mercado, el contexto internacional y las condiciones económicas del estado, nos aconsejan que no fueron suficientes y, de paso, nos obsequian dos advertencias sobre la estrategia económica que deberá fundar el gobernador Riquelme: rápida e inteligente.
Entonces, ¿de qué estrategia para Coahuila estamos hablando? Un veterano maestro de economía de la UA de C precisaba que no hay estrategias económicas equivocadas. La utilidad de cada una, dependerá del momento y las condiciones en las que se implementen. Para marcar una diferencia positiva, el equipo encabezado por el nuevo secretario de Desarrollo Económico, Jaime Guerra Pérez, deberá observar los recientes cambios en el contexto internacional, determinar un beneficio económico obvio de las renegociaciones de la deuda, continuar con la diversificación productiva e impulsar el desarrollo regional y, por último, a estas alturas deberán quedar despejadas las incógnitas que encandilaron a la pasada administración: la competitividad estatal es un factor importante para impulsar el crecimiento económico sostenido y, a diferencia del enfoque que se le dio en el pasado, son varios los factores que la componen y a todos habrá que ponerles atención.
¿Cuál es el fututo posible para Coahuila? Quizás la respuesta más importante y elemental de todas la encontremos en la concepción del tiempo: fueron meses valiosos que se perdieron en la controversia poselectoral. Coahuila no está para aguardar a que pase el proceso electoral de este año. Incluso no deberíamos prorrogar la nueva estrategia esperando la publicación del Plan Estatal de Desarrollo. La rapidez con la que Miguel Riquelme perfile su visión económica, será la capacidad del estado para responder al torbellino que se avecina.
Tu Opinión: olveraruben@hotmail.com
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