JUAN ANTONIO MARTÍNEZ BARRIOS
En rueda de prensa el sábado pasado, en el marco de una reunión de seguridad pública, el alcalde de Torreón, Jorge Zermeño Infante pidió a los representantes de los medios no hacer apología de los hechos delictivos, concretamente de los crímenes violentos que se han presentado en estos primeros días del año.
Al alcalde le molestó que los medios lo interrogaran sobre los homicidios violentos, sobre los encajuelados encontrados hace días, que lo cuestionaran si se trata de focos rojos, que le preguntaran sobre las declaraciones del gobernador Miguel Angel Riquelme, respeto a la presencia de una célula del crimen organizado.
Pero, ¿esas preguntas implican hacer apología del delito? Nos dice el diccionario que apología es un discurso en el que se alaba, defiende o justifica a alguien o algo, generalmente de forma encendida o vehemente. Y Wikipedia señala que “la apología del delito trata de justificar acciones de dudosa legalidad o ilegales”. Que es “el elogio público de un acto que ha sido declarado criminal”.
En dicha rueda de prensa en la Dirección de Seguridad Pública, los medios (o quienes formularon las preguntas) ¿alabaron, defendieron o justificaron a alguien o algo en forma encendida o vehemente al preguntar al alcalde sobre los recientes crímenes violentos? ¿Elogiaron un acto que ha sido declarado criminal? Por supuesto que no.
“Yo les pediría que no hiciéramos apología los hechos delictivos que pudieran (sic) ocurrir, simplemente son hechos (sic)”. Más adelante insistió: “Yo les pediría que no hiciéramos apología de cuestiones muy particulares en una población de un millón y medio de habitantes. Si suceden uno, dos, tres, cuatro, hay que investigarlos”. Evidentemente, Zermeño pretende minimizar los hechos.
Ese sábado ya iban diez muertes violentas en el mes, a las que se sumaron otras dos en la semana. Milenio se refirió a estos hechos como una “ola de violencia”, mientras que otros medios consignaron que en el gobierno de Zermeño se han incrementado este tipo de crímenes. Todos queremos tranquilidad, que no haya crímenes de ningún tipo, pero los hechos ahí están, pregunten sobre ellos o no los medios.
Es cierto lo que dice el alcalde: la gente sale a las calle, va los restaurantes, visita a sus familiares. Y queremos que así sigan las cosas. Pero en los doce homicidios mencionados se advierte el ajuste de cuentas, la mano del crimen organizado. Pretender minimizar los hechos o negarlos es cerrar los ojos a una realidad.
Y adivinen qué demandó el secretario del Ayuntamiento, Sergio Lara, para no quedarse atrás: claro, “no hacer apología de los hechos delictivos”.
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