FERNANDO NÚÑEZ DE LA GARZA EVIA
Inseguridad, y la ineptitud gubernamental
El gran tema de hoy es la inseguridad, y no es para menos. La principal razón de ser del Estado es otorgarles seguridad a sus ciudadanos, y en el caso mexicano, hay mucho que desear. El año 2017 ha sido el más inseguro de los últimos 20 años, y el gobierno federal y los estatales se lavan un tanto las manos argumentando que el problema es complejo, y sin duda lo es. Sin embargo, tres puntos específicos nos revelan que el sufrimiento por el que pasa el país tiene mucha de su causa en la ineptitud gubernamental.
El primero es el abandono de la Policía Federal (PF). El presupuesto y número de policías se han mantenido básicamente iguales durante el gobierno de Enrique Peña Nieto: alrededor de 40 mil efectivos para un país del tamaño territorial y poblacional como el de México. En contrapartida se ha aumento el presupuesto a las Fuerzas Armadas, las cuales tienen desplegadas alrededor de 50 mil soldados y marinos en las calles del país. La escasez de perspectiva es clara ante la falta de inversión en una de las principales instituciones del Estado mexicano, la Policía Federal. La consecuencia es obvia al tener al cierre del sexenio una Ley de Seguridad Interior que pone gran parte de la responsabilidad en seguridad a las Fuerzas Armadas, quitando incentivos al gobierno federal y gobiernos locales para construir capacidades policiacas (un reciente documento del Consejo Nacional de Seguridad asevera que hay un déficit de 115 mil policías locales). Ésos son los hechos.
El segundo es la falta de atención al problema del tráfico de armas. Alrededor del 70% de aquéllas incautadas en México provienen de Estados Unidos, e ingenuos nosotros si creemos que su uso se regulará en el país vecino. La única y más segura solución es aplicar la ley en México como disuasivo para su posesión y utilización, pero estamos haciendo todo lo contrario: como reportado por un importante medio nacional, del 1 de septiembre de 2016 al 1 de septiembre de 2017, solo ocho personas fueron sujetas a proceso penal por tráfico ilegal de armas, y de ellas solo hubo tres sentencias condenatorias. Lo anterior a pesar de que todos los años entran ilegalmente al país 253 mil armas de fuego, según un estudio de la Universidad de San Diego. Ésos son los números.
El tercero es la desidia en el combate al lavado de dinero. Lo anterior es considerado por los expertos como el punto medular para atacar efectivamente a las organizaciones criminales. Recientemente el Grupo de Acción Financiera Internacional (GAFI), agrupación creada por las siete economías más grandes del mundo en el año de 1989 y de la cual México forma parte, reprobó en la materia al país diciendo que “…el número de procesamientos y condenas por lavado de dinero es muy bajo. Se encontraron deficiencias significativas en la forma en que se investigan los casos de lavado… el nivel de corrupción que afecta a las instituciones que aplican la ley, en particular a nivel estatal, menoscaba su capacidad de investigar y enjuiciar delitos graves…”. Ésos son los expertos.
En una reciente entrevista realizada a Renato Sales Heredia, Comisionado Nacional de Seguridad (CNS), le preguntaron que cuándo quedaría resuelto el tema de la inseguridad. Su respuesta: “Cuando el hijo que esté viendo la televisión le diga a su papá, papá quiero ser policía, cuando termine la preparatoria y le pueda decir a su hijo puedes estudiar en la Universidad Autónoma de México la Licenciatura en Ciencias Policiales, que es una carrera excelente y qué orgullo…”. No tienen idea. La enorme falta de visión ante la construcción insuficiente de instituciones públicas, de desatención al Estado mexicano. Y mientras tanto, el país sigue sangrando.
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