INDICADOR POLÍTICO

CARLOS RAMÍREZ

Osorio Chong puso cascabel al gato; Congreso opositor deformó seguridad

Ya sin las ataduras del cargo de secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong ha comenzado a revelar la estrategia de seguridad y sobre todo a exhibir a los responsables de los retrasos y las distorsiones.

La entrevista de Osorio Chong con Milenio el lunes 15 de enero reabrió el debate y señaló los tres puntos de la estrategia: desarrollo, centralización y nueva organización policiaca. La primera dependió de la crisis económica, la segunda reordenó la estructura de seguridad y la tercera fue bloqueada en el legislativo.

La parte más importante de la percepción gubernamental fue la falta de perspectiva de la oposición legislativa: se dedicó a bloquear las iniciativas del ejecutivo, pero sin ofrecer formas alternativas de redefinición de las políticas de seguridad.

El gobierno federal dio recursos y maniobrabilidad a estados y municipios, pero las policías locales sólo profundizaron la corrupción y los gobiernos estatales y municipales carecieron de una estrategia de reestructuración policiaca; la capacidad de federalización de organismos de seguridad fue menor por la balcanización de las decisiones ejecutivas estatales y municipales: cada quien hizo lo que quiso, no lo que debió haber hecho.

Lo grave del asunto fue que las autoridades estatales y municipales se dedicaron a cerrarle los espacios al gobierno federal, pero el aumento de la delincuencia en sus plazas y sobre todo el avance de las organizaciones criminales en la expropiación real de territorios y su penetración en los órganos estatales y municipales –tanto de gobierno como de seguridad– obligaron a las autoridades estatales a clamar por la presencia de fuerzas federales como última línea de defensa.

El señalamiento de Osorio Chong no sólo puso el dedo en la llaga del fracaso de la estrategia integral; los avances sustantivos estuvieron en el accionar sin reclamos ni remilgos de las fuerzas armadas, aún con evidencias de grupos sociales locales aliados al crimen organizado para repudiar la presencia militar. En los hechos, la estrategia federal tuvo el saldo positivo del descabezamiento de las principales organizaciones criminales –muchos jefes fueron extraditados sin miramientos–, pero de nueva cuenta las autoridades estatales y municipales y el poder legislativo federal no dotaron a la estructura de seguridad de los requerimientos para compatibilizar recursos con los federales.

Lo que viene ahora, gane quien gane las elecciones, es retomar la estrategia de seguridad en los renglones incompletos, entre ellos dos: obligar a los gobiernos estatales y municipales a hacerse cargo de la parte de la responsabilidad en seguridad que le corresponde e involucrar al nuevo legislativo en la definición de la reorganización policiaca. Sin estas decisiones, la inseguridad seguirá latente.

El punto más importante del saldo sexenal de seguridad señala que las fuerzas de seguridad federales –armadas y policiales– no serán suficientes para terminar de liquidar a las bandas criminales, porque estas organizaciones han aprovechado la incapacidad, corrupción y vacíos legales en estados y municipios para seguirse metiendo en las entrañas del Estado.

De ahí la importancia de que Osorio Chong le haya puesto el cascabel al gato. El legislativo mostró su parcialidad al negarse a legislar sobre policías, pero parece dispuesto a beneficiar a las bandas criminales al bloquear la ley de seguridad interior que no hace más que tapar el hoyo de las irresponsabilidades estatales y municipales que han beneficiado al crimen organizado.

 

Política para dummies: La política es el reparto de culpas entre quienes son responsables del avance de los grupos criminales.

 

Sólo para sus ojos:

Con cifras de 19 mil puntos al tomar posesión Trump, la Bolsa de Valores de Nueva York alcanzó los 26 mil puntos. Ello indica que lo que los estadunidenses quieren es riqueza, y allá los políticos que sigan con su circo. En medio de la euforia bursátil, hay indicios de que Trump prepara el arresto de líderes de las ciudades santuarios de migrantes. La guerra civil migrantes-Casa Blanca sigue radicalizándose.

A sabiendas de que las campañas no han comenzado, López Obrador es el más eficaz picapleitos político y la ingenuidad de José Antonio Meade y Ricardo Anaya lo tiene muy divertido. Los precandidatos del PRI y del PAN-PRD pierden más tiempo contestándole al tabasqueño que fijando sus discursos.

Las fotos del panista Ricardo Anaya en los territorios del PRD y su chamarra amarilla dicen que empujaron más votos perredistas a favor de López Obrador y de Meade.

 

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