LA AUTÓNOMA DE COAHUILA: SER LOBO

CÉSAR FELIPE DE LA ROSA

“A seis décadas de la expedición del decreto, se antojaba impostergable el rescate del nacimiento de nuestra Máxima Casa de Estudios y los avatares por los que ha transitado. Hernández Vélez era la persona idónea para emprender esa tarea. Gran parte de su vida ha estado ligada a la Universidad: en ella cursó sus estudios, después se integraría al claustro de maestros de una de sus facultades y la ha servido desde distintos puestos administrativos. La conoce a fondo y es evidente su profunda gratitud: este libro es una forma de expresarla”

Javier Villarreal Lozano.

 

En el ocaso del año 2017, el que esto escribe, recibió un extraordinario regalo “navideño”, el remitente, un buen amigo, el matemático Salvador Hernández Vélez, actualmente Secretario General y encargado del despacho de la Rectoría de nuestra máxima casa de estudios, la Universidad Autónoma de Coahuila (UA de C), el tesoro, un libro intitulado “Así se forjó la Universidad de Coahuila: sesenta años de historia”, autoría de Hernández Vélez y prologado por Javier Villarreal Lozano.

En el transitar de la obra, editada, por supuesto y como debe ser, por la propia Universidad, se advierten diversos procesos formativos específicos de algunas instituciones que ahora forman parte de la UA de C, e incluso, dato anecdótico se habla de que la actual y emblemática Universidad Autónoma Agraria Antonio Narro formó parte en algún momento de la actual UA de C; “…Cuando se constituye la Universidad de Coahuila en 1957 forma parte de las escuelas de origen, se incorpora a ésta, con un plan de estudios a nivel licenciatura de 10 semestres después de la preparatoria…”.

La tentación es mucha, y el que esto escribe, tuvo que sucumbir a retomar la historia del bachillerato de donde es egresado, la actual Escuela de Bachilleres Dr. Mariano Narváez González, refiere Hernández Vélez: “… Inició actividades en septiembre de 1952, hace 65 años. La primer responsable de la dirección fue la Profesora Julia Martínez Martínez y terminó su encargo el 10 de noviembre de 1952, asumiendo la dirección el doctor Mariano Narváez González (Parras, 1906 – Saltillo, 1976).”, por cierto, el mismo autor refiere que durante el periodo rectoral de Melchor de los Santos, la Escuela adquiere el nombre que honrosamente ahora lleva, por cierto, don Mariano, originario de Parras…paisano.

En lo que refiere a Bachilleratos, el lagunero Hernández Vélez, retoma la historia de la emblemática PVC, la Preparatoria Venustiano Carranza, que lleva el nombre del Jefe del Ejército Constitucionalista, que en su tiempo gobernó Coahuila y encabezó los esfuerzos para restablecer el orden constitucional violentado por “el chacal” Victoriano Huerta, narra el autor del libro: “…En esos años había en Torreón solo dos escuelas particulares, la Preparatoria de La Laguna y la Carlos Pereyra, a las cuales no podían acudir los hijos de los trabajadores. La Escuela de Artes y Oficios empezó a funcionar en septiembre de 1941 y en febrero de 1942 toma el nombre de Escuela Politécnica de Torreón, contaba con talleres de imprenta, zapatería, costura, torno, laboratorio de química y taller de mecanografía…”

Otra debilidad del que suscribe, salió a la luz, la Gloriosa Facultad de Jurisprudencia, de donde también es egresado el que escribe estas líneas,  al entonces Gobernador del Estado, don Benecio López Padilla, le fue enviado el Decreto número 310 de fecha 19 de febrero del año de 1943, expedido por el Trigésimo Quinto Congreso Constitucional del Estado Independiente Libre y Soberano de Coahuila de Zaragoza, en el que “se faculta al Ejecutivo del Estado para crear la Escuela de Leyes”, ahí Hernández Vélez nos narra el historial de ilustres juristas que ha dirigido los destinos de la bien ponderada Facultad, entre ellos surgen nombres de amigos entrañables del que esto escribe como Don Oscar Villegas Rico (QEPD),  Don “Vale” Valeriano Valdés Valdés (QEPD), el Maestro Francisco Luis Yáñez Armijo (actual director, por segunda ocasión), el insigne jurisperito Antonio Berchelman Arizpe, quien fuera decano  Rolando González Carrillo, los abogados  José Eduardo Perales González y  Ricardo Martínez Ortegón; y el ahora Magistrado Valeriano Valdés Cabello.

Narra el autor del libro sobre la ahora Facultad de Ciencias Químicas, que dirige otro amigo, Cristóbal Aguilar, “Los orígenes de la Facultad se remontan a la creación de un pabellón de química en el Ateneo Fuente (Pablo Cuéllar y J. Cárdenas Valdés, sus labores como escuela independiente el 12 de diciembre de 1946. Ofreciendo las carreras de Químico Industrial, Químico Farmacobiólogo e Ingeniería Química. En 1951 la Escuela de Químicas comenzó a depender del Instituto Tecnológico de Coahuila y para 1957 pasó a formar parte de la Universidad de Coahuila. En 1962 se le agregó un nuevo pabellón y en 1967 se concede a la escuela un edificio en los terrenos al norte del Ateneo Fuente. En 1982 se eleva al rango de Facultad…”; Hernández Vélez le da un espacio a la ahora Facultad de Enfermería, cuyo Director es (otro) buen amigo Raúl Castillo.

La historia de nuestra Universidad es prodiga y amplia, es un cúmulo de esfuerzos, que más allá de los materiales, son los humanos, los Universitarios no olvidamos lo que refiere la exposición de motivos de nuestro Estatuto Universitario: “…La Universidad hará que los universitarios participen en la realidad social. Además, éstos deberán acudir a los sectores marginados, estableciendo con ellos, una fructífera acción recíproca que permita hacer conjuntamente el análisis de sus problemas y buscar vías para su solución…”, puesto que a la sociedad nos debemos, ya que ahí surgimos. Por ello la lectura del libro que nos regala el matemáticos Salvador Hernández Vélez, es obligatoria para quienes deseen visualizar algunos muy importantes procesos formativos, ya que estas líneas quedan cortas para, el impacto que ha tenido nuestra UA de C.

A seis décadas de su fundación, no hay duda ser de la Universidad Autónoma de Coahuila, es ser lobo.

 

@cesaritodurondr

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